Este día, 22 de Junio en el que se conmemora y reconoce el trabajo del maestro o la maestra salvadoreño/a. Yo, quiero aprovechar para felicitar y agradecer a todos/as y cada uno/a de los/as maestros/as armenienses que con su dedicación, cariño, entusiasmo, carisma, trabajo arduo y sincero, inteligencia, bondad, lógica, ética, sentido de moralidad aunados a su capacidad pedadógica ofrecen en casa clase la oportunidad de abonar al desarrollo integral del /la estudiante con lo que colaboran en la construcción de una mejor patria.
Sé que la tarea de un/a maestro/a no es fácil si esta no se acompaña de mucha paciencia, de mucha alegría y de mucha responsabilidad pues en nuestra patria, el/la maestro/a tiene que hacer muchas veces la labor que los padres/madres de familia no pueden o no quieren hacer en la casa y eso, no solamente contrae una gran obligación sino que también una gran responsabilidad pues en esa niñez está el futuro de la sociedad.
Criado en un ambiente familiar en el que habían maestros/as, conozco de primera mano de lo que hablo, y por ello comprendo la magnitud, la trascendencia y la importancia del trabajo de estos/as valuartes de la sociedad, de estos pilares de la república, de estos/as héroes y heroínas (muchas veces anónimos/as o no reconocidos/as) que libran una de las mas fuertes batallas en contra del analfabetismo, el cual implica retroceso en el progreso de nuestra patria.
Sé que la tarea de un/a maestro/a no es fácil si esta no se acompaña de mucha paciencia, de mucha alegría y de mucha responsabilidad pues en nuestra patria, el/la maestro/a tiene que hacer muchas veces la labor que los padres/madres de familia no pueden o no quieren hacer en la casa y eso, no solamente contrae una gran obligación sino que también una gran responsabilidad pues en esa niñez está el futuro de la sociedad.
Criado en un ambiente familiar en el que habían maestros/as, conozco de primera mano de lo que hablo, y por ello comprendo la magnitud, la trascendencia y la importancia del trabajo de estos/as valuartes de la sociedad, de estos pilares de la república, de estos/as héroes y heroínas (muchas veces anónimos/as o no reconocidos/as) que libran una de las mas fuertes batallas en contra del analfabetismo, el cual implica retroceso en el progreso de nuestra patria.
También reconozco con agradecimiento ahora -esperando que no sea demasiado tarde-, la buena intención y el loable propósito de maestros y maestras que en una u otra forma dejaron huella imborable en mi memoria a raíz de su recto proceder, de su abnegación por su carrera y por la dedicada obra en pro de ayudarme a convertirme en un ser útil a la humanidad y así, recuerdo con mucho cariño y agradecimiento a los/as siguientes maestros/as: niña Elisa Molina, René Belloso, Virgilio Barahona, Teresita Medina, Alicia Escalante, Américo '"meco" Contreras, Sr. Claros y a otros/as que aunque no fueron profesores/as míos/as si logré apreciar su grandeza por los comentarios de quienes si fueron sus alumnos/as o por las diversas acciones que en beneficio nuestro realizaron como por ejemplo, a la niña Eva Leticia Mayén (la muy querida niña Lety, quien como maestra del kinder nos vió a toda la chiquitinada del pueblo de varias generaciones, como sus propios hijos/as), a don "Chemita" (ícono de la escuela de varones Juan José Solórzano), al "profe" César Adgusto Guardado (originario del cantón Metalío) gran impulsor del futbol en Armenia, al fundar y mantener por varios años al equipo juvenil Iberia Jr., a don Pedrito Cañas (maestro de música a quien nunca le fue reconocida su gran trayectoria y abnegada labor), a Rigoberto Arquioni quien, siendo maestro en la escuela Juan José Solorzáno y portero del C. S. Salvadoreño, nos llevó a todos los cipotes (yo estaba en tercer grado) de la escuela a sembrar arbolitos al estadio local 21 de Noviembre; árboles que ya crecidos, no solamente sirven para dar sombra y protección a los/as espectadores/as, sino que también sirven como red de contención para evitar que los balones se vayan rodando hasta abajo del terreno en la parte oriental del estadio; en este sentido, me causa mucha nostalgia -es cierto- pero también bastante satisfacción en las ocasiones que he regresado a nuestra "Tierra Linda" e ir precisamente al estadio, ver esos árboles ya grandes, frondosos y fuertes mientras yo, ya voy quizás en rumbo descendente...
Por todo lo anterior y suplicando disculpas si a causa de mi mala memoria, se me escapa mencionar a alguno/a otro/a buen maestro/a quiero, con alegría y reconocimiento, saludar cariñosamente a todos/as los/as queridos/as maestros/as en su día.
¡Gracias abnegados/as, que Dios le pague por su gran labor, por haber ayudado, por estar ayudando a gestar hombres y mujeres de bien y que la memoria histórica les de el merecido reconocimiento!
¿Y usted, querido/a hermano/a de raza, de que maestro/a se recuerda?
Y ya me voy, a echarme un guacalito de fresco de chan.
Salú,
El Monsiour.
¡Gracias abnegados/as, que Dios le pague por su gran labor, por haber ayudado, por estar ayudando a gestar hombres y mujeres de bien y que la memoria histórica les de el merecido reconocimiento!
¿Y usted, querido/a hermano/a de raza, de que maestro/a se recuerda?
Y ya me voy, a echarme un guacalito de fresco de chan.
Salú,
El Monsiour.
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