viernes, 9 de diciembre de 2011

LA SOBRINA OLVIDADA


Cipotada buchona,
Una vez más se le niega a una hermanita nuestra, a la abogada Mireille Escalante, su derecho inalienable a ser reconocida como la única heredera de la inmortal Condesa de Saint Exupéry, la misma –nuestra- Consuelo Suncín.
En reportaje aparecido este día en el periódico Contra-Punto, escrito por el abogado Edgardo Quintanilla, y que ella (Mireille) muy amablemente me ha hecho llegar, se lee este terrible caso en el cual –nuevamente- se busca apartar a Mireille de su innegable derecho a ser reconocida como la sola persona viviente que lleva en su cuerpo, en su interior, en su sangre, en sus genes, en su ácido desoxirribonucleico (ADN), en su alma pues…., el enlace único, inequívoco y soberano que le une a la Condesa y que unos pretenden arrebatarle caprichosamente… ¿quién sabe con qué motivos?
Al agradecerle a Mireille por su amabilidad de copiarme este comentario, me tomo la libertad de colocar dicho artículo en esta nuestra “página oficial buchona” porque sé que hay personas a quienes sinceramente si les interesa leer y conocer estas situaciones que como bien nacidos/as armenienses nos atañen; también aprovecho para expresarle a Mireille mi solidaridad y reiterarle mi compromiso de hacer todo lo que esté a mi alcance para llevar los restos mortales de la Condesa de Saint Exupéry al cementerio de nuestra querida Armenia, adonde debe ella –como una bien nacida armeniense- descansar en paz.

Aquí está en el mencionado artículo:            

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LA SOBRINA OLVIDADA

Edgardo Quintanilla (*)   
LOS ÁNGELES -  La distinguida casa editorial de la Universidad de Centroamericana (“UCA) en El Salvador ha publicado obras escritas por Abigail Suncín identificándola como la sobrina-nieta de Consuelo de Saint-Exupéry (1901-1978).   Un artículo de hace un par de años en VANIDADES sobre Consuelo, la artista franco-salvadoreña a quien he llamado la sacerdotisa de la diáspora salvadoreña y cuya fama crece en parte por su relación con Antoine de Saint-Exupéry, creador de “El Principito” en 1943, también la identifica como la sobrina-nieta de Consuelo.   En el sitio web del gobierno salvadoreño para celebrar el bicentenario del supuesto primer grito de la independencia salvadoreña de 1811 Abigail escribe sobre la vida y obra de Consuelo y es identificada como la sobrina-nieta de la famosa artista cuyos restos mortales yacen en París.    
La realidad es que Abigail no es ni la sobrina ni la nieta de Consuelo.   En El Salvador, como en otras partes, la gente de poder y sus aliados hacen uso de la ignorancia histórica para tomar ventaja, haciendo a un lado a la gente que no les conviene.   Por eso admiro el concepto del proceso del rescate histórico que lidera el Museo de la Imagen y la Palabra (MUPI) en San Salvador. 
La única descendiente biológica, directa é inmediata de Consuelo es la abogada y escritora salvadoreña, Mireille Escalante Dimas, residente de San Salvador.   Ver www.mitiaconsuelo.com.   Mireille es la sobrina de Consuelo ya que su madre fue la hermana de Consuelo.   Mireille ha sido reconocida por un juzgado en Armenia, El Salvador, como la heredera descendiente directa e inmediata de Consuelo, y fue la última dueña de la casa donde Consuelo nació en Armenia. 
En la mejor biografía de Consuelo escrita en francés para los franceses por Marie-Helene Carbonel, “Consuelo de Saint-Exupéry; une marie vetue de noir” (2010), la erudita escritora francesa de padres españoles, correctamente hace mención de Mireille y su relación biológica con Consuelo y no menciona para nada a la Abigail.  Ver Edgardo Quintanilla, “El desconsuelo de Carbonel,” ContraPunto (6 de julio de 2011).   
Con mi deseo de aclarar el supuesto parentesco de Abigail, le propuse recientemente a ella que se hiciera un examen de genética con Mireille (quien con mucho gusto estaba dispuesta hacerlo) para confirmar científicamente cualquier parentesco biológico ya que Abigail se presenta como la “sobrina-nieta” de Consuelo.   Abigail rehusó hacerse el examen de ADN, que con gusto iba yo a pagar, diciendo que las cosas materiales no le importaban y que su deseo era solamente levantar la imagen de Consuelo.    Al rehusarse me hizo recordar a Voltaire que dijo que los vivos merecen nuestro respeto pero que los muertos merecen la verdad. 
Deseaba hablar al respecto con Yukitaka Hirao, un estudioso de Consuelo residente de Tokyo y escritor en japonés de ella, por su prometido paso por Los Ángeles para la primera semana de diciembre de 2011, quien en lugar de querer aclarar el cuento de Abigail, lo ha perpetuado por razones que desconozco.   Hirao y Abigail fueron invitados por el gobierno de Funes a estar presentes en la celebración oficial de los eventos del 5 de noviembre de 2011.   Mireille no lo fue. 
El 9 de noviembre de 2011 Hirao hizo una presentación en la Casa de las Academias de San Salvador sobre “El Principito, el Terremoto, el Tsunami, y el Reactor Nuclear”, como parte de una exposición sobre la vida y obra de Consuelo donde Mireille no fue invitada por los organizadores, entre ellos la Abigail que rehusó hacerse el ADN con Mireille.    En dicha presentación Hirao no hizo ninguna referencia a Mireille, a la historia viviente de la abogada y escritora salvadoreña, a la relación entre esta olvidada sobrina y su famosa tía descrita en www.mitiaconsuelo.com, al hecho que el heredero de la obra artística de Consuelo en Francia nunca convidó a Mireille al proceso judicial en Francia para determinar el legado de Consuelo.   
El problema central de la exposición de Hirao en Las Academias es que “El Principito” publicado en 1943 no tiene nada que ver con ninguna causa medio ambientalista actual sino con la relevancia de la imaginación artística (que cada niño principito ó niña princesa tiene pero que es frustrada por los adultos al crecer) en la vida humana que se va fugaz entre la magia del arte y la violencia alrededor.    
Hirao, a quien respeto y aprecio por su ayuda humanitaria a una familia pobre en El Salvador hecho a raíz de un  llamado de ContraPunto, falló en no poner “El Principito” dentro del correcto contexto histórico, 1941-43, sobretodo cuando Saint-Exupéry había sido vilipendiado por otros franceses en Nueva York al hablar públicamente de que Estados Unidos interviniera en la Segunda Guerra Mundial para salvar a Francia.    
Hallo en la disertación de Hirao una ceguera histórica al no desear ver el contexto histórico de “El Principito”, cuando Japón era un imperio que peleaba por mantener su hegemonía en varios frentes de guerra en Asia y el Pacífico, los cuales había pretendido controlar por medio de una política de exterminio que de 1937 a 1945 causó cerca de 10 millones de muertos, incluyendo ataques a poblaciones civiles, expansión bajo fuerza militar, uso de campos para trabajo forzado, explotación sexual de mujeres prisioneras, dentro de un marco de superioridad racial y étnica.   Ver R.J. Rummel, Statistics of Japanese Democide: Estimates, Calculations, and Sources.  Ya que Hirao me dejó esperando su paso por Los Ángeles ya no pudimos conversar de estas cosas. 
Espero que mis hermanos y hermanas lejanos puedan empezar a conocer y cuestionar la historia de Consuelo, una famosa salvadoreña de la diáspora, pero sin distorsiones de ego apañados por élites de poder que actúan bajo la impunidad de instituciones culturales y gubernamentales en El Salvador, y que la olvidada sobrina de Consuelo reciba el verdadero reconocimiento que se merece en un país que en 2011 tiene el deshonor de estar entre los más violentos del mundo.     
Hirao se perdió la oportunidad de hablar de la relevancia de la imaginación artística (el tema central de “El Principito”) frente a la violencia a la salvadoreña en la segunda década del siglo XXI.  No creo que la Casa de las Academias me inviten para que les dé un discurso. 
(*) Abogado de ley migratoria en Sherman Oaks, California, y columnista de ContraPunto.

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Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...