Cipotada chula armeniense,
Pocas veces siento, no solamente el deseo tan grande sino que también la necesidad inmensa de hablar (escribir) de temas, como del que voy a hablar (escribir) ahora; ahora que es precisamente la fecha que se ha escogido para conmemorar y celebrar la “unificación” de las diferentes ramificaciones de la civilización, es decir, hoy 12 de Octubre… ¡Día de la Raza!
Se trata del tema del cual les di un adelanto anteriormente, y que lo titulé como ¡AS!, ¿se recuerda?, entonces le decía que a parte de la propia connotación de dicha palabra (AS que quiere decir: primero o líder), yo también le daba el acrónimo de las siglas: “A” de Armeniense y “S” de Sobresaliente así AS, igual a: Armeniense Sobresaliente y por la cual, pretendo colocar una pequeña descripción biográfica de aquellos/as armenienses que se han destacado afuera de nuestra ciudad y así, ofrecer la oportunidad de que los demás, conozcamos y apreciemos a estos/as nuestros/as verdaderos/as “ASES” buchones/as.
Bueno resulta que he decidido establecer un apartado en esta nuestra “Página Oficial Buchona” (así como los que se destacan con las pestañitas colocadas debajo del nombre AURA que están tituladas como: “Página Principal”, “AURA-Visión, Misión y Filosofía de Trabajo”, “Para Armenia y los/as Armenienses”, “Temperatura Actual en Armenia” y “Babosaditas”, las cuales usted puede visitar y leer sus contenidos, al presionar con su ratón electrónico sobre esas pestañas.
Este apartado lo titularé: “Un/a Verdadero/a AS Nuestro/a”.
Para entender mi intención y tener una mejor perspectiva de mi interés de hacer esto, considero que es necesario e importante hacer un pequeño recuento histórico sobre la presencia de armenienses aquí en tierras angelinas, desde que yo llegué al área (¿Por qué de las tierras angelinas, solamente?; porque son estas tierras a las que llegué y por lo tanto tengo un poco de conocimiento del tema pero, sabiendo que sería bueno que también se conociera sobre los/as armenienses en otras latitudes, invito a usted, querido/a hermano/a de raza a que si le interesa, me escriba y cuente sobre esas experiencias vividas en esas otras tierras adonde usted esté o estuvo y así, hacer de este tema, uno mas general y completo, ¡ojalá se anime!).
Brevemente le contaré que cuando yo llegué a Los Angeles, el día 19 de Julio del año 1979, después de salir del “aeropuerto” (léase casa del “coyote”), me fui a la casa de mi tía Chabelita quien vivía en los alrededores de las ciudades de Los Angeles, Miracle Mile y Hollywood, adonde llegamos y vivimos unos días (desde la “Tierra Linda” nos habíamos venido juntos con Carlos Molina, “el pollo”) y de la cual, nos mudados a casa (apartamento) de mi mamá, siempre en esa misma área.
Por algunos días, semanas quizás, no vimos a mas caras conocidas que las de las personas en mi familia, aunque sabíamos de algunos/as otros/as armenienses que ya residían en estos lares, de los/as cuales, algunos/as eran contemporáneos míos, incluso amigos/as y/o ex compañeros/as de estudio. Con el correr de los días, se fueron dando las oportunidades (en algunos casos circunstanciales) de ver a amigos/as, como por ejemplo a los hermanos Montes, Oscar (diablito) y Balta (diablo), quienes fueron los primeros que vi, después me encontré con Hugo Figueroa, con Herbert Segura, luego vi a Alex Larín, al finado Américo (meco chicha) y supe de algunos/as otros/as que después encontraría como son los hermanos Rivas Escobar: Mauricio y Antonio (después llegaría Luis), los hermanos Morán: Alexis y Mauricio, los también hermanos Hernández: Mauricio (guacamba) y Roberto (guarolo), Rosa María; Danilo y Derlin Hueso, las hermanas Meléndez, Hugo Benítez, Francisco Carías (originario de San Isidro pero, quien había estudiado en Armenia), los hermanos Salazar (tarzán), René (tequila) y Gerber (pepito), supe de Chepe Beto, de Ismael Membreño y su sobrino Nebo (quien fue compañero mío en el tercer ciclo), de Rina García (sobrina de Paulo Coto), de Digna Ayala, de Alfredo “papayuca” Sandoval, de Chequelito (a quién nunca he visto aquí), de Donato, de Mireya, de Morena Melgar, de Oscar y Moncho Mayén, de Teresa Tolosa, del “negro” Apolonio, de los hermanos Hernández (Rosario, Carmen, Jorge, Sonia) , de los hermanos Galdámez “pepino” y “pichiche”, de Abner Ancheta, de Jaime Sánchez, de Toño “cacho” Burgos y de unos/as pocos/as otros/as mas, pues el círculo de armenienses en esa época, era bien estrecho…, bien pequeño.
En cuanto la situación y condición política se fue recrudeciendo y los asesinatos allá en el pueblo se fueron haciendo más frecuente, más gente salió de allá y más y, más gente nuestra, se fue apersonando en los ámbitos angelinos. Al terminar el año de 1980, recuerdo haber ido a una fiesta de fin de año a una casa en la que casi toda la gente que había ahí era gente de Armenia. Ese año, arribó mi hermano Paco “muerte” Zepeda a nuestra casa, en la que compartimos unos días, hasta que él se consiguió un trabajo y alquiló su propio apartamento (Paco ya había estado un tiempo en Los Angeles pero, se había ido de regreso a Armenia con la idea de continuar la vida de manera normal allá). También arribó mi otro hermanito Luis Nuñez, pero él llegó a la casa de Alfredo “papayuca” Sandoval allá en los linderos del Este de Los Angeles con la ciudad de Montebello.
Con el comienzo de esa década (los 80), el número de armenienses arribando a Los Angeles fue -exponencialmente hablando- ¡elevadísimo! Y ya se podía establecer algún sentido de ubicación geográfica de los/as armenienses con unos bien rudimentarios –pero útiles métodos- como por ejemplo:
“A fulano/a de tal se le puede encontrar en la casa de la niña Toya” (la mamá de Mauricio y Roberto Hernández);
“A zutano/a de tal lo han visto bien seguido en la casa de los Hueso” (adonde vivían: la niña América, mamá de Donaldo, ahí también vivía la niña Elia, mamá de Toño, Danilo y Derlin, ahí estaba también Zoila y la conveniencia que daba el hecho que en la casa de la parte de atrás, también vivía la niña Paulita Oliva, junto a sus nietos Francisco –Tony- y Tany Espinoza);
“El/la mengano/a de tal seguido va al “Piojito” (tienda en los alrededores del también famoso parque McArthur)”;
Pero, en mi opinión, el sitio o lugar geográfico más determinante en esos tiempos y en esas circunstancias, ¡fue el espacio libre de la escuela Montebello High School (en la ciudad del mismo nombre), sobre la calle Wilcox, adonde se comentaba que unos armenienses se reunían cada sábado, para jugar “futbolito cinqueado”!
Y es que, un gran porcentaje de “buchones” que nos venimos huyendo de la represión allá en Armenia, éramos jóvenes deportistas, más precisamente –futbolistas- y quizás debido a eso, aquello que empezó como un pasatiempo o entretenimiento para el profe Adiel Turcios, para Andrés Marroquín, para Alfredo “pingüino”, y Antonio “pancho” Martínez, y Rutilio, y Jimmy Rumualdo y otros que residían en esos lares y que se iban a dar sus “mascones futboleros” en ese espacio de la escuela (sin permiso, ¡por supuesto!), pronto se convirtió en el punto de reunión de los armenienses, cuando a manera de chambre o de invitación y en algunos casos, de obligación (cuando alguien andaba buscando a una persona) pues, el lugar mencionado, era –ya sin paja- ¡el lugar preferido de los “buchones/as” en cada sábado! Y así, con bastante seguridad, se encontraría a la persona que se buscaba o por lo menos, se podía obtener más y mejor información sobre ella y su paradero.
Y es que ahí llegaron (llegamos) armenienses que jugaban (jugábamos) futbol, que les (nos) gustaba el futbol, que les gustaba el Racing Jr., que les gustaba el Salvadoreño, que les gustaba los dos equipos, que no les gustaba ninguno, que habían jugado en cualquiera de estos o que habían jugado en el Iberia (Iberión), en el Fuerte Armenia, en el Iberia Jr., en el San Antonio, en el Risky-Raska, en La Gloria, en Los Polacos, en el Necaxa, incluso en el CIDA (Club Independiente Deportivo Armenia, formado por el querido y recordado Pablo Coto), en el San Martín (de don Beto Ayala) e incluso en el IRCA (aclaro que nunca supe el significado de este equipo, que jugaba en un terreno baldío sobre un cerro que estaba localizado en lo que ahora es la Colonia San Antonio –mejor conocida como “Colonia El Mico”-), equipo que fue formado por iniciativa de la familia Nerio, que residía en la casa-tienda ubicada en la esquina izquierda de la entrada al cementerio municipal); total que allá en la escuela de Montebello, la cosa…¡se ponía buena cada sábado!
A esos juegos cinqueados (que en realidad era “peseteados”), fueron llegando más y más armenienses, entre los cuales recuerdo a los hermanos William y Douglas Alfaro, a Roberto “molino” Zepeda, a Toño “carreta” Palacios, a Carlos “cachorro” Alonso, a René “el papa” Calderón, a Jorge “el negro” Cienfuegos, a Fernando “leroy’ Benítez, a Ricardo “corbata” Jacobo, a Jorge “picolino” López, a Roberto Elinor Olmedo, a Rafael “perol” Vásquez, a Quique “gallo” Panameño, a los hermanos José Angel “cabezón” y Walter Linares, a Marco “pastillita” Esquivel, a Chambita De León, a Jorge “pato” Palma, a Oscar “clavito” Cruz, a Manuel “terremoto” Araujo, a Lito Toño, a Paco Navidad, a Paco Catota, a los hermanos Eduardo y Roberto “chaca” Flores, a Chicho Calderón, a Carlos “San Judas”, a Neto “chomporro”, a Amilcar “chomporrito”, a los profesores Jorge Alfaro y Rigoberto Arquioni, a Carlos “gasolina”, a Will "carita", a Hernán “el chato” Larín, a Walter Morán y otros que por el momento se me escapan de la memoria.
Y tal fue la cosa, que con toda esa gente que nos reuníamos ahí, yo vi el gran potencial y la gran oportunidad de hacer algo que nos permitiera unirnos a nosotros/as los/as armenienses para de ahí, emprender caminos que nos servirían para solidificarnos como sociedad y que nos permitirían fundar una base sólida que facilitara la provisión de recursos –primeramente- a los/as recién llegados/as (pues, seguían arribando mas y mas hermanos/as de raza, huyendo de los asesinatos y la violencia) y posteriormente, para edificar un centro propio de nuestra comunidad que quedara como evidencia del paso, labor y ejemplo de nuestro trabajo en estos lares y finalmente, para atender las urgencias que pudieran emerger allá en nuestra ciudad de Armenia. Y es que, yo me había informado de la trayectoria desplegada por otras comunidades extranjeras que, en tiempos relativamente cortos, habían logrado establecer redes sociales completas y bien estructuradas de asistencia, laborales, de atención, de entretención, deportivas, etc. y que me servían como ejemplo (recuerdo a dos compañeros en la escuela de Inglés “Evans”: el coreano Ik Yun y el ruso-armenio – Shabarz Atzizian, quienes de manera separada me llevaron a presenciar unos eventos culturales en unos centros sociales de sus respectivas comunidades, ante los cuales quedé tremendamente impresionado y profundamente motivado para intentar hacer algo así entre nosotros/as).
Lo que se me ocurrió primeramente fue, organizar las actividades futboleras que realizábamos en ese predio de la escuela de Montebello por medio de un torneo con programación y así, nació el “Primer Campeonato de Futbol Armeniense en Los Angeles” en el cual, agrupé a todos los jugadores en cuatro equipos: el “Tutunilco”, “El Estote”, el “La Colonia El Mico” y el “Nanahuatza” y, en jornadas de doble programación jugadas cada sábado, a dos vueltas, empezamos y completamos el torneo, el cual lo clausuramos con la entrega de trofeos en un baile que realizamos en el sótano de estacionamiento del edificio de apartamentos en el que vivía yo, junto a mi familia y algunos otros armenienses, allá en el 147 Sur de la calle Oxford; era Noviembre de 1982. Se me afirmaba la idea de formar una entidad armeniense, nacía la utopía de ver a una Armenia en el exterior unida…
El siguiente año lo volvimos a hacer pero, como casi siempre parece aparecer, unos personajes “disconformes” se manifestaron en contra de esta práctica y empezaron a lanzarme acusaciones sin fundamento que, me hicieron desistir de mi intención por lo que, a cambio, en el año 1984, con la provisión en forma de regalo, de unas calzonetas color verde y unas camisetas blancas con el logo al frente, de una compañía de ropa deportiva que nos hizo Quique “gallo” a varios de nosotros, se fue cimentando la idea de formar un equipo de futbol formado solamente por armenienses y meternos a una liga local; esto se consolidó con el regalo de unas elegantes camisas manga largas color blanco unas y otras color celeste, por parte de mi hermanito Herbert Segura y de esa manera, aporté el costo de inscripción y nació el poderoso: “ARMENIA C. A.” en la liga de futbol de Pico-Rivera de Los Angeles. Vale la pena mencionar que este equipo integrado por Oscar “diablito” Montes en la portería, Marco “pastillita”, Balta “diablo” Montes, Lito “perol” Vásquez y yo en la defensa, con William Alfaro, José Angel “cabezón” Linares y Quique “gallo” en la media y con Ricardo “corbata’, Walter Linares y Abraham “tortita” Figueroa en la delantera, se paseó de manera invicta por esas canchas y equipos a los cuales, se les ganaba fácilmente y en algunos casos con goleadas; recuerdo gratamente el primer partido que jugamos contra un equipo de jovencitos ruso-armenios que también se llamaba Armenia, al que le recetamos un categórico 4 a 1 cerrando la jornada Abraham “tortita” con un bello gol de palomita…¡ah que bellos tiempos! Y que orgullo sentíamos al representar dignamente a nuestra bella ciudad. Me agrada mucho comprobar que unas fotografías tomadas por Paco Carías de nosotros en el equipo, en esas fechas, fueron mostradas en un periódico nacional allá en nuestro país y todavía una de esas fotos, anda por estos ámbitos cibernéticos como evidencia de nuestra satisfacción y alegría, así como muestra de un deseo de hacer algo y dejar huella por parte de unos bien nacidos armenienses. Con ese equipo, ¡nació una tradición!
Nació una tradición pues, después se formaron otros equipos: Racing Jr, Risky Raska, etc. y se siguió la costumbre de visitar y ser visitados por un equipo de armenienses residiendo en San Francisco y la de celebrar convivios y fiestas bailables entre los/as armenienses que se juntaban para estas ocasiones; lástima que ya no pasó a mas, lástima que no se aprovechó el impulso para hacer obras más concretas, lástima que se impusieron los chambres a las buenas intenciones, los ataques a la cooperación, la desconfianza al apoyo y así, el desanimo reinó en la comunidad “buchona” por algún tiempo.
Pero, con la llegada de más hermanos/as quienes venían con una visión “no viciada” nació nuevamente –en mi opinión- la gran oportunidad de hacer algo beneficioso para nosotros/as. Era la etapa media de los años 80 y ya se podía decir que habíamos fácilmente unos 300 a 400 armenienses; ya habían arribado (o ya se sabía de la presencia de) Amílcar Guevara, el doctor Carlos Montoya y su hermano –doctor también- Pablito Arévalo y su esposa Dinorita, el también doctor Jesús “chana” Guerra, de Lito Monterrosa-Ayala y su esposa (Mimí) é hijos, los hermanos Navas: Max, Ricardo, Mirna y Eduardo; mi primazo Benjamín Posada, Mingo (el barbero) Orellana y sus hermanas, Víctor Manuel López (Vímalo), César y Juan “chabita” Narváez, Jorge Palma, Luis Rivas, Arturo Menéndez, Rafael “el chino” Soriano y su hermano Douglas, Ricardo y Edgar Orantes, Amílcar Cantor, los hermanos “picheles”, Arturo López hijo, Mincho Cienfuegos, Remberto “el chucho” Angel, sus hermanos/as: Arnoldo, Flor (casada con Fido) y Nelson (charamisita), los hermanos Renderos, César “cacho” Burgos, las hermanas Fuentes (Vilma y Ely), “el chele” Rivas, Jorge (el bocho) Rivera, Gidel Belloso, Edgar Vides, Adán Merino, Carlos del Valle (hijo), las hermanas Ayala-García (Gladys, Sarita y Cecilia) Oswaldo Jacobo, y mucho/as, muchos/as mas…
Con todo este caudal de energía, conocimiento y capacidad intelectual y con el gran arsenal de recursos, creatividad e ingenio que todo este conjunto de personas armenienses ofrecíamos, realmente las expectativas eran enormes y el potencial inmenso, más aun, ¡era necesario! pues aparte de la problemática que el afán de sobrevivir y ayudar a los/as que dejamos allá que traíamos, también resulta que en esa etapa, fue cuando se dio, -particularmente en el área de Los Angeles-, el fenómeno de la rivalidad entre las sociedades salvadoreña y mexicana, generado prácticamente por varios factores de tipo socio-cultural pero, que se manifestaron más abierta y abruptamente, a causa del futbol pues, hay que recordar que se le acababa de ganar al “poderoso” equipo mexicano en la etapa clasificatoria para el mundial de España 82 (con el golazo de Ever Hernández que fue creación y genial jugada del “Mago González) a la que nuestra “selecta” asistió para deleite nuestro pero, para descontento de los/as mexicanos/as quienes, de manera sistemática y en algunos casos artera, nos acusaban a los salvadoreños de “marihuaneros”, y “ladrones” y a la mujer salvadoreña de…”fácil” (por decir lo mínimo); eran en esos tiempos en los que yo les decía a mis amigos más cercanos que nos teníamos que unir, que teníamos que hacernos fuertes por medio de la unión en una sociedad u organización para así, ayudarnos y ayudar a otros pues, este problema era serio y hasta se manifestaba en algunos lugares de trabajo en los cuales, los mexicanos por ser mayoría, tenían las de ganar. Les sugerí a mis amigos que cada uno pusiéramos una cuota mensual para alquilar un apartamento (para empezar), el cual nos serviría para sesiones, para fiestas familiares, para albergar a algún hermano llegando a la ciudad sin dinero y sin lugar adonde llegar o para algún hermano que no tuviera trabajo, etc., etc. Solamente llegaron 2 de los más de 10 que había invitado a la primera reunión y a la segunda, ya no llegó alguno…
Aun así, unos cuantos y contados baluartes siguieron dándole sentido a los campeonatos de futbol y hasta incluso efectuaron algunas fiestas bailables, si mal no recuerdo, este grupo de armenienses se llamaba: ALA (Armenienses en Los Angeles) de quienes recuerdo al profesor Arquioni, a Paco Navidad y al “chato Larín; la primera entidad armeniense en el extranjero, con nombre propio -diría yo-.
Después, nació AULA (Armenienses Unidos en Los Angeles) grupo que durante los terremotos de principio de siglo que devastaron a nuestra ciudad, se convirtió en el elemento fundamental y puente de enlace de ayuda que desde Los Angeles (y quizás de otras áreas) se envió hasta Armenia, es decir, AULA fue en esa instancia, la única entidad o grupo líder que –por lo menos momentáneamente- nos unió a todos/as los/as armenienses.
En ese mismo periodo, apareció Luis García con su proyecto de la Escuela de Música para Niños allá en Armenia, la conocida como EMA (Escuela Musical Armeniense) proyecto que le valió a la sociedad armeniense tener un sueño, una aspiración de contar con un centro de esa naturaleza pero, el buen intento de Luis, fue tristemente abortado por la misma -constante e inmisericorde- actitud de los/as que no hacen ni dejan hacer y así, todo lo que Luis había conseguido (incluyendo los instrumentos musicales) terminó siendo motivo hasta de discordia y malos entendidos, no solamente en el área de Los Angeles, sino que allá en la misma Armenia.
Pero, afortunadamente, también hubieron (hay) algunos/as que a pesar de los contratiempos, de las vicisitudes, de los problemas, de las discriminaciones, de los maltratos, de los abusos, sufrimientos, etc. lograron abrirse paso y salir delante de manera individual y prácticamente sin apoyo de nadie… estos/as son los/as verdaderos/as ejemplos, estos/as son los/as que se merecen nuestro reconocimiento, nuestro respeto y nuestro cariño, son los/as que han ayudado a contribuir a que la imagen errónea aquella de los “marihuaneros” y ladrones y de las mujeres “fáciles”, sea solamente un concepto errado y erróneo causado por el poco conocimiento que de nuestra cultura tenían aquellos.
Estos/as son los/as armenienses que hay que destacar, estos/as son los/as armenienses a los/as que yo, de manera humilde pero sincera quiero brindarles mi reconocimiento por ser ellos/as unos/as verdaderos/as líderes y ejemplares personajes.
Son nuestros/as hermanos/as que con inteligencia, dedicación, iniciativa, creatividad, ingenio, decisión, valentía, orgullo, valor humano y sobretodo dignidad, se abrieron paso y con su desempeño, han marcado un terreno y han dejado huella que los/as demás armenienses debemos –tenemos- que apreciar, valorar, agradecer y juntarnos para demostrarles nuestro agradecimiento y orgullo por ser nuestros/as dignos representantes en estas tierras extrañas, lejanas, hurañas y hasta hostiles, a las que ellos/as vinieron a conquistar y lo lograron, son ellos/as pues nuestros/as ¡ASES BUCHONES/AS!
¿Quiere conocerles? ¿Quiere saber quiénes son?, venga entonces más seguido a esta “Nuestra Página Oficial Buchona” y visite la sección “Verdadero/a AS Nuestro/a” pues ahí los encontrará cuando yo les vaya colocando uno/a a uno/a.
¡Gracias hermanitos/as ASES buchones!
Sinceramente,
Edgardo Posada
El Monsiour
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elmonsiour@yahoo.com
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