Cipotada chula,
Sé que en cada generación, en cada comunidad, en
cada grupo, incluso, en cada individuo, se dan fenómenos o actitudes que al ser
manifestados públicamente se convierten en referentes de esa generación, de esa
comunidad, de ese grupo o de ese individuo y sirven además, como punto de
origen a otros fenómenos y/o actitudes con las cuales se forman, las modas.
En efecto, esto de la moda es todo un entramado que
en la actualidad tiene mucha presencia, mercado y demanda en el mundo con lo
que es un gran generador de ganancias para los “diseñadores” de dichas modas
pero, no siempre fue así. En unas ocasiones, estos fenómenos o actitudes
nacieron de manera simple, sencilla, humilde y con la única intención de revelarse
y expresarse públicamente; es decir, algunas veces el ser humano, cansado quizás
por la rutina, deseoso tal vez de manifestarse como un ser independiente y
sobretodo libre ante el control social, o mejor todavía, en un intenso y magnifico intento de
exteriorizar su gusto y preferencia, ha hecho cosas, actos, hechos, etc. que le
han valido para exteriorizar ese sentimiento o deseo y que, debido a su impacto
social, han llegado incluso al grado de establecerse como “un modo de vida” (aunque
sea por un corto espacio de tiempo).
En nuestra Armenia querida, se han dado casos,
varios por cierto, de estos fenómenos a través del tiempo, ahora, yo, me he
tomado la libertad de hablar de algunos de estos que recuerdo haberse dado en
los días que de niño-joven viví allá en esa linda y querida ciudad nuestra…
Armenia.
Por tal razón, le invito a usted, querido/a
hermanito/a chulo/a, a que visite la sección “El Libro Armeniense del Siglo XX”
para que lea ahí lo que con mucho gusto he escrito; esperando que sea del
agrado suyo, que le traiga recuerdos y ojalá que también a usted se le
despierten los deseos de contarnos acerca de esos recuerdos.
Un abrazo.
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