¡A la gente mayor se le respeta! decían mis abuelitos queridos (QEPD).
¿Siempre? (me preguntaba yo cada vez que les escuchaba decir eso, y me quedaba con esa duda, es que, -me parecía demasiado tributo a personas que quizás, no se lo merecían ni que hacían los esfuerzos para ganárselo-), hasta que un día me atreví a preguntarle eso a Paquita (mi abuelita materna).
- Ella me respondió que si, ¡siempre habría que mostrarle respeto a los mayores!
- Pero, ¿y si ellos están en lo "errado"?,
- no importa -decía ella- siempre hay que respetarlos,
- pero...
- lo que pasa hijo -continuaba ella- es que lo que te parece errado, tal vez no sea así, quizás solo sea tu percepción, tu modo de verlo,
- si Paquita pero, se me hace dificil creer que siempre estén ellos en lo correcto,
- lo que no alcanzás a ver, hijo, es que vos no tenás la estatura moral para distinguir lo correcto de lo erróneo, ¡sos tan solo un niño! -asentó- y de esta manera, la sesión de preguntas, llegaba a su final.
Y pues, a pesar de no estar totalmente de acuerdo con ella, confieso que realmente hice el intento de hacerlo de este modo, es decir, traté en la mejor manera posible de mostrar respeto a toda la gente mayor cuando correspondía, aunque algunas veces, el esfuerzo tenía que ser gigantesco, fenomenal y casi heroico pues las situaciones demostraban que no se debería "respetar" a ciegas. Afortunadamente, ahora (a muchos abriles de distancia de mi infancia) veo que el haberles hecho caso a mis abuelitos, me ayudó mucho a "sobrellevar" situaciones que bien pudieron haber causado que me metiera en serios problemas, que me crearan situaciones desagradables y que incluso pudieron haberse convertido en graves traumas hacia mi persona, las que me hubieran dañado para toda la vida...
Tales son los casos que recuerdo hoy, uno de ellos tiene que ver con el papá de un amigo mío de la infancia quien, no tenía reparos en hacerme (o intentar hacerme) quedar en ridículo en cada ocasión que se presentara.
Este sujeto, aprovechaba cada ocasión que estábamos jugando para "parar" el juego y directamente hacerme preguntas de carácter académico mas alto al nivel que nosotros teníamos (estudiábamos los primeros grados de primaria). Gracias a que nunca me quedaba callado y le respondía mas o menos de manera aceptable, ese tipo, aunque se reía de mis respuestas en medio de los demás cheritos (ahí estaba presente su hijo) me dejaba momentáneamente en paz y se alejaba, mofándose de mí.
Yo, les contaba de esto a mis abuelitos, ellos siempre me decían que no había problema con eso quizás el aunque no lo reconozca, sabe que sos inteligente y por eso te pregunta, hijo.
- Pero, ¿y por qué no le pregunta a su propio hijo?
- Quién sabe, ¡quizás el piensa que su hijo no sabe la respuesta!
- si pero, a mi me molesta, es que, yo voy a jugar no a estudiar...
- No veo ningún problema hijo, tranquilizate o, ¡ya no vayas a jugar con ese amiguito tuyo!
- ¡Ve, eso no es justo, a mí me gusta ir a jugar ahí porque llegan otros amigos y jugamos todos!
- Bueno, ahí ve vos...
Pasaba el tiempo y yo seguía en esa rutina de ir a jugar con mis cheros y arriesgarme que el tal sujeto, estuviera presente y que me agarrara a preguntarme cosas. En una ocasión, (tratando de ser lo mas respetuoso que mi interior permitía) me atreví a decirle que no tenía tiempo ni ganas de responder a sus preguntas; aquel se mofó mas y dijo abiertamente que yo era un "presumido" que creía saber mucho pero que realmente era simplemente un "baboso", le ordenó a su hijo que se metiera a la casa y el se encaminó rumbo al parque del pueblo.
Yo me quedé anonadado ante la actuación de este tipo y pensé que todo había terminado ahí pero, resulta que este, fue a decirle a mis abuelitos que yo le había faltado al respeto; que le había dicho"baboso" en frente de su hijo y que no me había pegado mi tunda, porque él era muy calmado pero que esperaba que ellos (mis abuelitos) hicieran algo al respecto.
A partir de ese momento, resultaba ya muy dificil para mi el simplemente ver a este sujeto, es decir, no soportaba su presencia; por eso, ya no iba a jugar con su hijo y siempre trataba de evitarlo, buscaba no encontrármelo pero, como vivíamos en la misma calle; una vez que me vio, al pasar cerca de la casa adonde estaba la banda municipal (que después fue la casa comunal) me dijo: "¡sos marica!"; la rabia me llenó la cabeza y quise gritarle todas las cosas que de él pensaba pero, me acordé de las palabras de mis abuelitos: "¡a la gente mayor se le respeta!" y me quedé callado, mordiéndome los labios de la ira, del enojo... en eso, don Yigo (Rodrigo) Linares, silbó para llamar mi atención y haciéndome gestos con sus brazos, me invitó a que fuera a su casa, a saborear un rico panal que el había llevado desde su apiario.
No le hagas caso -me dijo- ese maje, está acomplejado porque sabe que la gente conoce su "oficio", está amargado, ahí dejalo.
Otra cosa que recuerdo es cuando estaba en quinto grado, una noche se celebraría un acto para el "Día de la Madre" en la escuela a la que yo asistía.
Contento iba con algunos compañeros de grado rumbo a la escuela, bien bañadito y con la mudada limpia es que, yo declamaría un poema en medio del acto y pues, estaba muy ansioso, contento -repito-. Mi querida abuelita me dijo que ella llegaría un poco mas tarde, acompañada de la tía Tita, y que me fuera yo antes para ayudar en algo que fuera necesario en la escuela; así lo hice y me encaminé hacia allá.
Cabal entrando a la escuela, por el pasillo de entrada justo al verme unos compañeros que ya estaban adentro de la escuela y saludarme...¡se fue la luz!
¡Ese fue el hijo de la gran puta de Posada! -resonó la voz del director de la escuela-, acto seguido, con una lámpara de baterías en mano, este sujeto salió rumbo adonde estaba yo y de manera amenazante me increpó la razón por la que lo había hecho.
- ¡Yo no fui!
- Claro que si hijo de puta! ¿y quien mas pudo haber sido?
- Yo no sé, yo voy llegando...
- Callate pendejo...
- ¡No fue él! -dijo Neto "Tunca"-
- ¿No, y entonces quién?
- Nadie, la luz se fue sola...
Con esto, el individuo este, se encaminó a la caja de electricidad y notó que el "botador" (circuit breaker) estaba abajo, por lo que lo reseteó y la luz volvió.
Ah, lo que pasa es que yo estaba haciendo unos ajustes con las luces y el equipo de sonido y por eso se ha de haber bajado el botador -dijo-, alejándose rumbo al espacio adonde se llevaría el acto, sin decir nada, sin pedir disculpas, sin ni siquiera voltearme a ver.
Yo me quedé llorando de la rabia, furioso, mis amigos que vieron todo y que sabían de mi inocencia, se me acercaron para darme palabras de apoyo pero yo sinceramente no lograba comprender porque un "maestro" era así tan corriente, tan vulgar, tan irrespetuoso, tan... y la verdad es que, nunca lo comprendí, nunca logré entender y nunca, NUNCA olvidaré este infame y bochornoso acto de parte una persona "mayor" ¡a quien habría que respetar! Preguntándome: ¿como es posible que ni en el "Día de la Madre" pueda esta sujeto ser un poco "gente"?
De verdad digo que en ese momento, sentí ganas de gritarle sus babosadas, de ponérmele a de tu a tu, de decirle que era un cobarde, mal criado, mal profesor pero sin embargo, las palabras de mis abuelitos (¡A los mayores hay que respetarlos!), resonaban y tomaban predominancia en mi mente y cuando llegó mi abuelita, no le conté nada de lo sucedido en cambio, la recibí con una sonrisa pero en ese momento me prometí a mi mismo, no darle ningún valor a ese sujeto malcriado, no respetarlo y tenerlo en mi recuerdo como un simple vulgar.
Al día siguiente, le conté a mi abuelito lo sucedido, reclamándole el haberme dicho esas palabras que en casos como este no tenían valor ni sentido; el me respondió:
"¡el respeto hacia las personas mayores, es para darle respeto a quien lo profesa, es decir, en este caso a vos hijo, vos sos la persona "mayor" -porque actuaste con madurez y sabiduría- y este sujeto, es simplemente un animal que no se merece el respeto tuyo, ni de nadie!"
¿Y usted que cree al respecto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario