Querida cipotada chula,
Lleno de recogijo y orgullo le presento a usted, el discurso completo que ofreciera la doctora Mireille Escalante Dimas, durante la inauguración de la biblioteca comunitaria Consuelo Suncín de Saint Exupéry, conteniendo una breve pero amena e interesante biografía de quien en vida fuera Consuelo Suncín de Saint Exupéry...¡Nuestra Condesa!
Aquí está el discurso:
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Inauguración
de Biblioteca Comunitaria “Consuelo Suncín de Saint Exupéry”
Viernes en Armenia, El
Salvador
Estimada concurrencia:
Es para mí un honor estar en esta fecha ante Uds. Presidiendo la inauguración
de LA BIBLIOTECA COMUNITARIA CONSUELO SUNCÍN DE SAINT. EXUPERY, y que JÓVENES
POR ARTE DE ARMENIA,(JOPROAR), Así como AURA (ARMENIENSES UNIDOS RESIDIENDO
AFUERA DE ARMENIA), me hayan invitado.
Estoy aquí para hablar de la personalidad de CONSUELO SUNCÍN, conocida por la
CONDESA DE SAINT.EXUPERY, a quien también se le conoce como a NUESTRA CONDESA.
CONSUELO SUNCÍN SANDOVAL, nació en esta ciudad, en el Barrio San Sebastián, el
10 de abril de 1901. Ella fue una mujer llena de cultura, dedicada a las artes
plásticas, sobresalió como escultura, pintora, escritora… su testigo del
triunfo fue Francia. Pues hasta incluso ahí encontró su destino, al contraer
matrimonio con el CONDE ANTOINE DE SAINT EXUPERY, autor del libro EL
PRINCIPITO.
Al hablar de CONSUELO SUNCIN, estamos hablando de Armenia; ella tuvo siempre el
estandarte de dar a conocer la ciudad de Armenia, la que llevó siempre muy
dentro de su corazón. Mucho se ha hablado de ella, pero desconocen su
infancia y adolescencia.
Fue hija del Coronel Felix Suncín, y de doña Ercilia Sandoval; ellos tuvieron
su hogar aquí, en Armenia, justo atrás de la Iglesia San Silvestre. Su familia
numerosa: eran 7 hermanos, de los cuales 4 fueron varones, pero que por razones
del destino, fueron muriendo poco a poco; doña Ercilia comentaba que como el
Coronel Suncín, celebraba con júbilo la llegada al hogar de un bebé,
despreciando a sus hijas hembras, tuvo el castigo, de ver morir a sus hijos; y
sobrevivieron a ellos, las 3 hermanas: CONSUELO, DOLORES y AMANDA.
La infancia de las tres hermanas se desarrolló en Armenia.
Se trae a cuenta la anécdota de Claudia Lars que escribió LOS TRES DESEOS, en
su libro llamado TIERRA DE INFANCIA… donde Consuelo expresa fervientemente su
deseo de llegar a ser una reina cuando grande… y ahí su deseo cumplido, llegó a
ser toda una CONDESA, de la vida real, de la sociedad de Francia.
Fueron niñas normales, entre ellas jugaban, fueron educadas en el único colegio
de aquel entonces en Armenia. Aprendieron a tocar piano, hecho que más adelante
le sirvió a Consuelo Suncín, en la vida, ya que esta situación la colocaba como
una persona “culta”, cuando estuvo fuera de las fronteras patrias... Consuelo
se destacó como artista, elaboraba bordados en pañuelos, manteles, los que
vendía rápido entre los trabajadores del Coronel Felix Suncín, pues éste tenía
una Finca a un kilómetro cerca de Armenia, la finca estaba cultivada mitad en
cafetal y mitad en potreros. En ese lugar el Coronel, tenía ganado, y las vacas
que producían leche, se vendía ésta, en la casa de Armenia, los caballos, eran
para que sus hijas practicaran equitación, y junto con él -su padre- las niñas
se desplazaban a lugares cercanos de Armenia, como el río Tutunilco, cuyas
aguas en ese entonces fueron cristalinas y puras; contaba mi madre -doña
Dolores, que Consuelo en su ingenuidad recogía en un huacal “pececitos”, y
corría a mostrárselos a su padre, pero esos pececitos eran realmente
“cabezones”- batracios, que posteriormente se convertirían en sapitos… y el
Coronel Suncín, solamente sonreía con el gracioso juego de su hija Consuelo, y
jamás la corrigió, él la dejaba jugar.
Otra anécdota interesante, sobre Consuelo y sus hermanas, es que cuando estaba
la recolecta de la cosecha de café, ellas acompañaban al Coronel Suncín, más o
menos a finales del mes de Noviembre, que ya el cafeto estaba de color ocre, y
propicio para el corte; tenían por costumbre sentarse donde los cortadores se
encontraban cantando, y gritando en medio de los surcos del cafetal… ellas
arrastraban un costal o saco de henequén, para sentarse en el suelo… el caso es
que por la noche esas niñas sufrían, pues se le prendían los patacones, los
cuales el Coronel se los arrancaba con el calor del puro; además se les metían
en sus pies coloradillas… a éstas, el Coronel las extraía mediante una aguja
esterilizada, y así las curaba, antes de dormir… . Ahora estas enfermedades han
desaparecido modernamente con los diferentes insecticidas.
He narrado estas circunstancias para demostrar que el Coronel Suncín trataba a
sus hijas como unas niñas normales. El, era un militar retirado, dedicado a
practicar la Medicina natural… su hija Consuelo, lo reconoce al escribir ella
en un apunte biográfico, que ella fue criada por un “brujo”, con leche de
cabra, al referirse a su padre.
Me contaba mi madre que una vez, llegó a su consultorio un trabajador de la
finca, buscando al Coronel, llevaba un tremendo dolor de muelas; y él le dijo,
“Yo te voy a curar ya”… y tomó una tenaza que llevaba un clavo de acero, se fue
a la cocina de leña, donde el fuego de la cocina permanecía encendido mañana y
tarde, a calentar el clavo, hasta que tuvo la punta roja, para luego
introducírselo en la carie… solo se escuchó un “AY… desgarrador”, pero se curó
el enfermo, y nunca más le volvió ese dolor de muela.
Contra la práctica de curar enfermos, estaba su esposa doña Ercilia, pues temía
que algún día un paciente se moriría.
Mi tía Amanda, hermana de Consuelo, narraba como su padre, la había salvado de
la enfermedad que nosotros conocemos como “bien te veo”; era una mancha blanca,
que le comenzaba a nacer en su frente; contaba ella, que una vez su papá la
llamó a que se sentara en sus piernas, mientras se fumaba un puro. La abrazó
fuertemente con un brazo, y con la otra mano le apagó en su frente, el puro que
él fumaba; ella lloró terriblemente… luego él se quedó curándole la quemada.
Consuelo, por su parte era de una delgadez extrema, no comía como sus hermanas,
y por ese motivo, el Coronel le daba a beber medio vaso de vino tinto con agua
y azúcar, antes de las comidas… era un tónico para despertar el apetito.
Pero el caso más grave, es que Consuelo se escapaba a ahogar en los ataques de
asma… el Coronel le hacía terapias respiratorias a la antigua… en un huacal de
metal, ponía a hervir agua con hojas de eucalipto, y le dejaba ir al agua hervida,
un buen pedazo de Vick Vaporub, le tapaba la cabeza y la cara con un toalla
grande, y ahí ella respiraba hasta sentirse aliviada, hasta que los bronquios
se le destaparan…
Sin embargo el Coronel Suncín se sentía defraudado, desconsolado y triste al
reconocer que aliviaba dolores ajenos, más no podía curar a su hija querida
Consuelo. Ella era asmática, a grado tal que falleció debido al asma. Pues
bien, desesperado el Coronel Suncin, se fue a la capital a visitar a un amigo
importante, que le consiguió una beca a Consuelo para que se fuera a los
Estados Unidos, donde la medicina estaba avanzada, pues si Consuelo se quedaba
a vivir en Armenia, su vida sería corta… El lugar ideal para Consuelo era San
Francisco, California, donde en el verano, no hacía aquel calor sofocante, que
le era dañino a ella.
Así fue como Consuelo dejó el suelo salvadoreño, en
busca de su curación, y de propio destino.
Yo he escrito precisamente un libro biográfico de la
Condesa de Saint. Exupéry, el cual se le conoce como la Condesa de la Diáspora
Salvadoreña, título dado por el Licenciado Edgardo Quintanilla, Abogado que
ejerce en los Estados Unidos, y se ha especializado en asuntos Migratorios.
Bien puesto ese título, pues Consuelo fue de las primeras mujeres inmigrantes.
He intentado dar una breve biografía de Consuelo Suncín durante su infancia,
desarrollada aquí en Armenia, la que desconoce el mundo entero, más no los
Armenienses, porque ella es NUESTRA CONDESA, como la califica el Sr. Edgardo
Posada.
MUCHAS GRACIAS.
Dra. Mireille Escalante Dimas.