viernes, 3 de mayo de 2013

Madres Armenienses




Querida Cipotada Chula,

En este mes maravilloso, en este mes de celebraciones, de históricos acontecimientos, de las primeras lluvias, de los campos con bellas florestas, de las ricas frutas tropicales, del Día del Trabajador, del Día de la Cruz y sobretodo de la celebración a la Madre, yo quiero, aunque de manera sencilla y humilde, mencionar a algunas madrecitas quienes se hayan destacado en estas latitudes, lejos de nuestra querida Armenia, no solamente por su abnegación y dedicación al cuido de sus propios hijos/as, sino que también por la atención, hospitalidad, bondad y hasta protección a otros/as armenienses que buscaran y necesitaran un ambiente fraternal, familiar o al menos... conocido.

Y lo traigo a cuenta en este mes, con el propósito de rendirles agradecimiento así como reconocimiento pues es necesario que ellas sepan que sus buenas acciones, no han pasado ni pasan desapercibidas.

Reconozco mi limitado conocimiento de todas  estas madrecitas, es decir, no pretendo tener una lista completa y exacta de todas ellas,  por lo que, aunque supongo que son muchas de ellas de gran y buen corazón, me veo forzado a hablar solamente de aquellas de las que me consta, ya sea por haber presenciado sus buenas acciones o porque me hayan hablado sobre ellas; con esto, quiero decir que si usted querido/a hermano/a que lee estas notas sabe de alguna o conoce a alguna madrecita que reúna estas características y deseara verla mencionada en esta nuestra, "Página Oficial Buchona", tenga la bondad de hacérmelo saber y yo, con mucho gusto la mencionaré.

Sinceramente, no podría comenzar estas líneas sin mencionar a mi querida madre, Aída Luz Posada (QEPD) quien, al llegar yo a estas tierras allá en el mes de Julio del año 1979, junto a mi amigo Carlos Molina, nos brindó alojamiento, comida, ropa, etc. a ambos sin distingos; igualmente, cuando unos meses después mi hermanito Paco Zepeda arribó a tierras angelinas por segunda vez, fue mi madre quien le brindó un hogar pues yo, aún no trabajaba, es decir, ella se encargaba de las "cosas" de nosotros.

Otra gran señora es doña Rosita Segura, madre de mi hermanito Herbert, doña Rosita es un mujer emprendedora, decidida, valiente y amable. Claro tengo en el recuerdo la primera vez que la vi en esta selva de cemento y metal, ocasión en la que muy contenta de verme me preguntó si ya había encontrado trabajo; le respondí que si ante lo cual ella me replicó: ¡"cuando tenga alguna necesidad económica, no tenga duda en decírmelo, usted es bien apreciado porque yo quiero mucho a la niña Paquita (mi querida abuelita) y a su mamá Aída"!

Y voy a terminar esta nota -por hoy- hablando de una señora que sin la menor duda, se merece el agradecimiento de muchos/as armenienses, quienes de no ser por ella, hubieran sufrido muchas viscicitudes; y, se merece ella también el reconocimiento de toda la comunidad armeniense por estos lados; me refiero a doña Victoria (Toya) Hernández.

La niña Toya, llegó a estas tierras -por primera vez- allá por el año 1969 ó quizás el 1970 (no tengo el año exacto, pero supongo que fue por ahí por uno de estos años, porque recuerdo que allá por los finales de la década de los 60, ella tenía un comedor y venta de comida en la calle del mercado, a la par de la zapatería de la familia Farfán). Incluso bien recuerdo a Roberto (su hijo, conocido cariñosamente por "Guarolo"), llevando unas portaviandas del comedor de la niña Toya, con comida a los motoristas de los camiones de volteo y otros trabajadores de la compañía "TERRAPAV" durante la construcción de la carretera de La Cuchilla a Sonsonate, cosa que se daba en los meses antes de la guerra contra el hermano país de Honduras, año 1969.

Pues bien, la niña Toya se vino para estos rumbos, en busca de mejores horizontes; se rentó una casa en el área cercana a Hollywood,  creo que sobre el Harvard Blvd. ahí por las calles Beverly/Melrose y Western/Normandie y haciendo uso de su características habilidades culinarias, sentido empresarial y buen corazón, la niña Toya, cocinaba rica comida y bocadillos salvadoreña, por lo que casi toda la comunidad armeniense de la época, llegaba a disfrutar de dicha comida en los fines de semana.

Estas ocasiones se fueron haciendo mas frecuentes y cualquier excusa era buen motivo para llegar adonde la niña Toya a comer y a participar en las tertulias cotidianas.

Algunos/as hermanitos/as me cuentan que con el tiempo, la casa de la niña Toya, se convirtió en el epicentro de la comunidad buchona de Los Angeles y que, en vista de la necesidad de algunos/as compatriotas recién llegados que no tenían adonde "caer", la niña Toya les ofrecía un espacio adonde estar, una cama para dormir e incluso la comida hasta que lograran encontrar trabajo y así, dicen que ayudó a muchos/as.

Según me han contado, entre las personas que "vivieron" en casa de la niña Toya, se desarrolló un sentido de fraternidad que fue -indiscutiblemente- inculcado por ella. Muchos/as fueron los/as que vivieron en la casa de la niña Toya y de ahí, salieron muchas anécdotas, casos y sucesos que los/as participantes nunca olvidarán; algunas de estas cosas me han sido contadas de primera mano por los/as mismos/as participantes y, aunque son variadas en su contenido, todas tienen algo en común: "en ellas, los interlocutores expresan el reconocimiento a la niña Toya".

Recuerdo que en una ocasión nos pusimos a platicar con unos hermanitos que habían vivido en la casa de la niña Toya y que habían sido ayudados por ella. Con ellos quisimos hacer un recuento de quienes -en algún momento- habían vivido en esa casa y mencionaron, por ejemplo a Mauricio "Tarzán", a "Pancho", a Balta "Diablo", a Juan "Chava", a Hugo Figueroa, a Paco Zepeda, a Jaime Sánchez, a Roberto "Molino", a Jorge Palma, a Moris Rivas (QEPD) a Ivan Zepeda y a otros/as mas, varios/as mas cuyos nombres se escapan por el momento pero ellos/as saben quienes son.

Yo, cuando cipote, sinceramente, al escuchar hablar a la niña Toya con ese grave tono de voz y verla desenvolverse así con ese carácter fuerte, confieso que le tenía miedo y me parecía que era una señora muy enojada y de espíritu duro; ahora que la conozco a través de sus palabras de pésame que me brindó durante la velación de mi querida madre y por medio de estos relatos de mis hermanitos/as sobre ella, comprendo que eso de la voz y de esa actitud y carácter fuerte con los que ella se desenvolvía, eran como una coraza de protección al corazón noble, puro y bondadoso que lleva dentro, el cual, ella protegía celosamente pues tenía que seguir con su vida en la cual era madre y hasta padre no solamente de sus propios hijos/as, sino que también de los/as otros/as mas que ella había "adoptado" y no podía dar una imagen de debilidad pues sabía que "sus hijos/as", la necesitaban fuerte, sólida, protectora...

A ellas, a estas queridas y abnegadas madrecitas, con el debido permiso, respeto y en nombre de los/as armenienses en el exterior, les expreso un total agradecimiento y un muy merecido reconocimiento en este mes...

¡Gracias, queridas madrecitas, felicidades y que Dios les bendiga!

Sinceramente,

Edgardo Posada (El Monsiour).

1 comentario:

  1. Yo recuerdo a Dona Toya Hernandez, con carino y agradecimiento por sus atenciones.Su casa fue punto de reunion de los Armenienses que estabamos en Los Angeles, a mediados de los setenta,que en ese tiempo eramos muy pocos.Su casa era practicamente la embajada de Armenia en Los Angeles.Saboreabamos con gusto el sabor de nuestra tierra en su casa,pues preparaba sabrosos tamales ,pupusas y pan dulce.Despues nos ivamos al parque a jugar futbol;a los que recuerdo de esa epoca es a Chomporro,Tono cacho,Moris Tarzan,al Cushco mayor(QEPD),Castulo,Roberto Molino,Tono y Moris Rivas( QEPD)Moris guacamba,Jorge Linarez y a Ismael Membreno.Un saludo para Dona Toya desde el estado de Minnesota.

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Datos personales

Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...