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viernes, 25 de agosto de 2023
Carta a Giddel - Parte 1
Tijuana, 08/24/2023
Tijuana, 24 de agosto de 2023
Hola Giddel, hermano.
Mirá papá, fijate que ayer cuando leí el mensaje de tu esposa, en el cual ella nos contaba de tu, tan inesperada partida hacia el infinito, no te voy a mentir pero, primeramente, no lo creía y pensaba que era solamente una broma o una maldad de algún “hacker” que se había apoderado de tu cuenta pero, al seguir leyendo y comprobar la legitimidad del escrito que, hecho con amor y dolor, en efecto, Rosita nos contaba de su tragedia, de su pena, de su sufrimiento…
Al seguir leyendo, y releer el escrito y también al leer los primeros mensajes de condolencias de parte de algunas amistades y familiares de ustedes, es cuando sentí un golpe en el alma, las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos y se me fue el habla, me sentí terriblemente atolondrado y se me cayó el ánimo, quebrantándome el espíritu por lo que, dejé tirado mi teléfono y me aislé en un rincón de la casa, metido en mi lobreguez mental, recordando cosas que vos y yo vivimos mientras, sollozaba y seguía pretendiendo que todo era mentira, que vos no habías muerto, que seguías vivo y que pronto nos reuniríamos para finalmente, hacer esa “velada” que pensábamos hacer y en la cual, platicaríamos sobre nuestro querido pueblo: Armenia, de su gente, de sus cosas.
Y allí, en ese lúgubre rincón, anoche, el cariño de amigo me brotó más fuerte, así como el dolor y la tristeza al saber que ya no podría verte para que hiciéramos algunas de las cosas que recientemente habíamos platicado que haríamos, también se acrecentó el arrepentimiento y más aún… el lamento, ¡sí!, el lamento por no haber hecho lo necesario para vernos antes y abrazarte con cariño de hermano, para decirte cuanto te aprecio, para recordar juntos, para, por lo menos guardar ese abrazo en mi alma y atesorarlo como ¡nuestra despedida en esta vida!
Al acercárseme mi esposa, le dije lo que había sucedido, ella, respetando mi pena, se alejó nuevamente para que yo, pudiera rendirte mi humilde tributo. En esto estaba, en tanto, los recuerdos de nuestra amistad se me vinieron a la mente, como el de aquella vez que por casualidad, nos encontramos en San Salvador y que, al no tener nada más importante que hacer en ese momento, decidimos ir a comer a Metrocentro, para “chotear” un rato antes de regresarnos al pueblo, pidiendo “raid”.
También me recordé de las veces que íbamos al “Flor Blanca” (ahora “Mágico González) a ver los mascones de futbol en el pickup del papá de Vides, no recuerdo si también fuimos juntos al Cuscatlán, ¿y vos, te acordás si fuimos?).
Los viajes a Jicalapa son cosas aparte, aunque nunca fuimos juntos, si coincidimos algunas veces allá, junto a otros cheros de los que recuerdo a Joaquín, a Derling, a Pocholo, al Chele Larín y otros.
Carta a Giddel - Parte 2
Carta a Giddel
Una de las cosas que más
recuerdo de vos y por las cuales aprendí a apreciarte más, es la ocasión en la
que junto al Chele Larín, me pidieron que jugara en el equipo de basquetbol de
ustedes en el torneo novembrino que empezaba a realizarse en el pueblo. Lo que
más me gusta de esto, es que, una tarde nos invitaste a la casa de tus abuelos,
la casa donde don “Chico” tenía la panadería que estaba cabal entre la casa/tienda
de don Nando Portillo y la cantina del zarco “Tarnasky” (que estaba pegada a la
farmacia del doctor Berríos), para que fuéramos a teñir con Putnam color
celeste, las camisetas que usaríamos para el equipo. Bien me recuerdo que sobre
una mesita de un cuarto, había una grabadora y un tocadiscos pequeño, sobre una
cama estaban regados unos discos entre los cuales recuerdo el de Pink Floyd
(The Dark Side of the Moon), el de Deep Purple (Smoke on the Water) y otros
pues bien, lo que recuerdo es que, los demás que estaban ahí (el Chele Larín,
Koki Cienfuegos y Joaquín) querían escuchar solamente esos dos discos que
menciono y le daban una y otra vez y
otra vez, mientras en el patio, seguíamos batiendo la “sopa” del colorante con
las camisetas en la ollota con uno de esos palos (paletas) largos que se usan
en la panadería para sacar del horno las cazuelas con pan caliente, pero, yo
quería escuchar algo más alegre, mas bailable, como CCR o Santana y vos, cual
juez justo y equitativo, dijiste que escucharíamos uno que quisiera yo pues, ya
era tiempo de darme chance y además, que a vos también ya te había aburrido la
misma música, así fue, como finalmente escuchamos a Santana. Lo bonito fue que,
al rato, aquellos también se pusieron hasta a bailar con esta música. Al final,
todos la pasamos chévere hasta que terminamos de teñir las camisolas y cada uno
agarró para su casa.
También me acuerdo de una
pequeña fiesta que había en casa de una querida amiga a quien yo pretendía (de
quien por respeto, no puedo decir su nombre), a la cual, estabas presente junto
a Rosita quien era tu novia de entonces y que después fue tu esposa; recuerdo
que al verme y notar la “incomoda” situación en la que me encontraba a causa de
que ahí estaba el “novio” de la joven por quien yo había ido a esa fiesta, muy
amablemente te me acercaste para ofrecerme algo de tomar y para platicar, es
decir, llegaste a “rescatarme”, dándome el chance de quedarme en la fiesta,
hasta que aquel chero se fue y así, yo tener por lo menos el chance de platicar
con la joven quien después, si fue mi novia.
Carta a Giddel - Parte 3
Carta a Giddel
3
Con eso de la guerra que
nos impusieron los ricos y el gobierno, tuve que salir huyendo del pueblo y del
país y me imagino que en esos mismos tiempos, vos hiciste lo mismo. Creo que
fue en unos 5-6 años después, que nos reencontramos en Los Ángeles,
precisamente en el campo de una escuela de la ciudad de Lynwood, adonde el
chele Larín te había invitado para que jugaras en el equipo de futbol ARMENIA –
C. A. que yo había formado y que era integrado por jugadores originarios de
nuestro pueblo. Después, nos volvimos a
ver regularmente pues jugábamos cada sábado pero, al terminar la temporada,
volvimos a perdernos el rastro y no nos vimos más ni supimos uno del otro por
un buen rato.
Años después y gracias a las fantásticas ventajas que da la maravillosa tecnología de la comunicación a través de las medios sociales, nos volvimos a reencontrar y, fue durante la pandemia de Covid-19, que esta tecnología nos dio la oportunidad de “aprovechar” el tiempo de estar encerrados para hacer cosas que siempre pensamos en “alguna vez” hacer, así como en exponer además nuestras habilidades, nuestros pensamientos, incluso nuestros sentimientos y es de esta manera que vos y yo nos conectamos y acercamos más pues, estábamos más atentos el uno al otro de lo que hacíamos, decíamos, exponíamos, etc. y fue así como yo me di cuenta de tu talento musical, de tu carisma y capacidad artística. Después, también corroboré tu espíritu de servicio y tu bondad, al servir y proveer a los más necesitados durante la pandemia y más cercano a mi persona, me los demostraste cuando te pedí ayuda para algunas cosas que estábamos haciendo en Armenia, particularmente te agradezco la colaboración que diste para la inauguración del “Taller de los Sueños” que nuestro amigo en común, Donald Paz ha abierto en el pueblo y, más recientemente lo que estábamos planeando para la organización ÉPOCA, que junto a otros hermanos armenienses estamos creando.
Carta a Giddel - Parte 4
Carta a Giddel
Y, fue precisamente por
esta razón que nos habíamos puesto en una más estrecha y constante
comunicación, ya fuera por mensajes, por textos e incluso por llamadas, en las
que, hablábamos de muchas cosas de allá del pueblo y de lo que nos gustaría
hacer para colaborar a su mejoramiento, también hablábamos de nosotros, de
nuestras familias, de nuestras rutinas, de nuestros gustos, etc. todo creo, en
un intento “interior” de recuperar el tiempo para entrelazar más nuestra
amistad, es decir, para recuperar el tiempo perdido, incluso hablamos sobre la
posibilidad de que ustedes nos visitaran en esta tu casa, lugar adonde
podríamos juntarnos con otros amigos y entablar amenas y fraternales charlas,
cantar, sonreír, disfrutar de nuestra amistad, gozar la vida. A propósito, de
esta manera es que tuve el último contacto contigo, fue una llamada tuya que
cuando respondí vos ya habías apretado el botón de “detener” y aunque en
seguida intenté dos o tres veces de marcarte, vos ya no recogiste la llamada;
pensé que de seguro ibas manejando y que después me llamarías (como cuando te
marqué una vez y me respondiste diciéndome que te marcara más tarde pues
manejabas) pero, ¿no sé por qué putas, ya no te marqué, ya no insistí?, y mirá
hermanito, vieras como me duele pues de esa manera, ¡me perdí la posibilidad de
escucharte, aunque fuera la última vez! Y es que de haberlo sabido, te hubiera
dicho todo lo que te estoy tratando de decir ahora, decirte que aprendí a
admirar el amor que siempre has tenido con tu esposa Rosita, y es que, te
confieso que cuando ustedes eran solamente novios allá en Armenia, jamás
imaginé que el amor entre ustedes llegaría tan lejos, pensaba que la de ustedes
era una relación corta y que no duraría los embates que la vida da algunas
veces pero que ustedes lograron solventar siempre unidos en amor, me hubiera gustado
mucho decirte que gozaba viendo los videos de ustedes paseando, a propósito uno
de los últimos videos que vi fue cuando fueron a Big Bear, en fin, hermanito me
hubiese gustado el tener el chance de expresarte todo esto, todo el cariño, mi
aprecio, mi agradecimiento, mi respeto, mi admiración, por y para vos… todo
eso, todo eso que lastimosamente no te dije porque no quedó tiempo.
Y ahora que el
Todopoderoso ha determinado llamarte más cerca de él, mientras yo sigo
deambulando por aquí, entiendo que a la vida, le da valor las personas con las
que nos encontramos y compartimos; y en mi vida, personas como vos, son
prominentes y te aseguro hermanito que, ¡lo serás hasta siempre, hasta que a mí
también… me llegue la hora!
Hasta pronto
amigo/hermano, descansá en paz.
viernes, 12 de mayo de 2023
Datos personales
- El Monsiour
- Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...