Carta a Giddel
Y, fue precisamente por
esta razón que nos habíamos puesto en una más estrecha y constante
comunicación, ya fuera por mensajes, por textos e incluso por llamadas, en las
que, hablábamos de muchas cosas de allá del pueblo y de lo que nos gustaría
hacer para colaborar a su mejoramiento, también hablábamos de nosotros, de
nuestras familias, de nuestras rutinas, de nuestros gustos, etc. todo creo, en
un intento “interior” de recuperar el tiempo para entrelazar más nuestra
amistad, es decir, para recuperar el tiempo perdido, incluso hablamos sobre la
posibilidad de que ustedes nos visitaran en esta tu casa, lugar adonde
podríamos juntarnos con otros amigos y entablar amenas y fraternales charlas,
cantar, sonreír, disfrutar de nuestra amistad, gozar la vida. A propósito, de
esta manera es que tuve el último contacto contigo, fue una llamada tuya que
cuando respondí vos ya habías apretado el botón de “detener” y aunque en
seguida intenté dos o tres veces de marcarte, vos ya no recogiste la llamada;
pensé que de seguro ibas manejando y que después me llamarías (como cuando te
marqué una vez y me respondiste diciéndome que te marcara más tarde pues
manejabas) pero, ¿no sé por qué putas, ya no te marqué, ya no insistí?, y mirá
hermanito, vieras como me duele pues de esa manera, ¡me perdí la posibilidad de
escucharte, aunque fuera la última vez! Y es que de haberlo sabido, te hubiera
dicho todo lo que te estoy tratando de decir ahora, decirte que aprendí a
admirar el amor que siempre has tenido con tu esposa Rosita, y es que, te
confieso que cuando ustedes eran solamente novios allá en Armenia, jamás
imaginé que el amor entre ustedes llegaría tan lejos, pensaba que la de ustedes
era una relación corta y que no duraría los embates que la vida da algunas
veces pero que ustedes lograron solventar siempre unidos en amor, me hubiera gustado
mucho decirte que gozaba viendo los videos de ustedes paseando, a propósito uno
de los últimos videos que vi fue cuando fueron a Big Bear, en fin, hermanito me
hubiese gustado el tener el chance de expresarte todo esto, todo el cariño, mi
aprecio, mi agradecimiento, mi respeto, mi admiración, por y para vos… todo
eso, todo eso que lastimosamente no te dije porque no quedó tiempo.
Y ahora que el
Todopoderoso ha determinado llamarte más cerca de él, mientras yo sigo
deambulando por aquí, entiendo que a la vida, le da valor las personas con las
que nos encontramos y compartimos; y en mi vida, personas como vos, son
prominentes y te aseguro hermanito que, ¡lo serás hasta siempre, hasta que a mí
también… me llegue la hora!
Hasta pronto
amigo/hermano, descansá en paz.
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