Carta a Giddel
Una de las cosas que más
recuerdo de vos y por las cuales aprendí a apreciarte más, es la ocasión en la
que junto al Chele Larín, me pidieron que jugara en el equipo de basquetbol de
ustedes en el torneo novembrino que empezaba a realizarse en el pueblo. Lo que
más me gusta de esto, es que, una tarde nos invitaste a la casa de tus abuelos,
la casa donde don “Chico” tenía la panadería que estaba cabal entre la casa/tienda
de don Nando Portillo y la cantina del zarco “Tarnasky” (que estaba pegada a la
farmacia del doctor Berríos), para que fuéramos a teñir con Putnam color
celeste, las camisetas que usaríamos para el equipo. Bien me recuerdo que sobre
una mesita de un cuarto, había una grabadora y un tocadiscos pequeño, sobre una
cama estaban regados unos discos entre los cuales recuerdo el de Pink Floyd
(The Dark Side of the Moon), el de Deep Purple (Smoke on the Water) y otros
pues bien, lo que recuerdo es que, los demás que estaban ahí (el Chele Larín,
Koki Cienfuegos y Joaquín) querían escuchar solamente esos dos discos que
menciono y le daban una y otra vez y
otra vez, mientras en el patio, seguíamos batiendo la “sopa” del colorante con
las camisetas en la ollota con uno de esos palos (paletas) largos que se usan
en la panadería para sacar del horno las cazuelas con pan caliente, pero, yo
quería escuchar algo más alegre, mas bailable, como CCR o Santana y vos, cual
juez justo y equitativo, dijiste que escucharíamos uno que quisiera yo pues, ya
era tiempo de darme chance y además, que a vos también ya te había aburrido la
misma música, así fue, como finalmente escuchamos a Santana. Lo bonito fue que,
al rato, aquellos también se pusieron hasta a bailar con esta música. Al final,
todos la pasamos chévere hasta que terminamos de teñir las camisolas y cada uno
agarró para su casa.
También me acuerdo de una
pequeña fiesta que había en casa de una querida amiga a quien yo pretendía (de
quien por respeto, no puedo decir su nombre), a la cual, estabas presente junto
a Rosita quien era tu novia de entonces y que después fue tu esposa; recuerdo
que al verme y notar la “incomoda” situación en la que me encontraba a causa de
que ahí estaba el “novio” de la joven por quien yo había ido a esa fiesta, muy
amablemente te me acercaste para ofrecerme algo de tomar y para platicar, es
decir, llegaste a “rescatarme”, dándome el chance de quedarme en la fiesta,
hasta que aquel chero se fue y así, yo tener por lo menos el chance de platicar
con la joven quien después, si fue mi novia.
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