Cipotada chula,
Siguiendo con mi propósito de mostrarle la obra de Mireille Escalante referente a su tía Consuelo Suncín, la gran armeniense: Condesa de Saint Exupéry, con gusto le traigo ahora los capítulos 2 y 3 de dicha obra, para su deleite:
2
LA PARTIDA DE NACIMIENTO, DE MI TIA CONSUELO DICE ASÍ:
“””Pda.No.123.-ALCALDIA MUNICIPAL:ARMENIA. ABRIL
VEINTITRES DE MIL NOVECIENTOS UNO.-
MARIA CONSUELO SUNZIN,
LADINA NACIO A LAS DIEZ DE LA
NOCHE DEL DIA DIEZ Y SEIS DEL
CORRIENTE, HIJA LEGITIMA DE
FELIX SUNZIN Y DE ERCILIA SANDOVAL,
DE ESTE DOMICILIO.-
ALEJANDRO ARGUMEDO.
ANTE MI,
MARCIAL SALAS, SRIO.””””
La palabra ladina es el equivalente a raza española. Los apellidos, SUNCIN, deriva de los conquistadores de la Península Ibérica, y Mediterránea, pudiendo ser originaria de turcos, árabes, o musulmanes; el SANDOVAL, de ESPAÑA.
El Coronel Felix Suncín Mónchez, originario de buena familia, hijo de Felix Suncín y de Dolores Mónchez, radicado en la ciudad y Departamento de Santa Ana, de la República de El Salvador; militar de profesión, posteriormente jubilado, se dedicó a la agricultura, y a ejercer la “medicina natural”, alegando un innato sexto sentido, cualidad mística que lo diferenciaba de los demás seres humanos.
Triste y decepcionado por el fallecimiento de sus hijos, quienes uno por uno, fueron cayendo, como árboles talados; decesos misteriosos, inexplicables, acaecidos en cadena, atribuyéndosele dichas pérdidas a un castigo Divino por haber sido “machista” e ignorando y discriminando a sus hijas, pertenecientes al sexo débil.
3
Al verse sin sus hijos y solamente con sus hembras, reaccionó: después de la indiferencia, volcó su amor y preocupación por ellas, mostrando un relevante interés.
Mi tía Consuelo, reflejando la metamorfosis de su evolución como mujer e ícono, se le reconoció con los variados nombres usados en su vida: CONSUELO, CONCHITA, CHARO, CHARITO, y CHELO.
El Coronel Felix Suncín Mónchez, originario de buena familia, radicado en la ciudad y Departamento de Santa Ana, de la República de El Salvador; militar de profesión, posteriormente jubilado, se dedicó a la agricultura y a ejercer la “medicina natural”, alegando un innato sexto sentido, cualidad mística que lo diferenciaba de los demás seres humanos.
Triste y decepcionado por el fallecimiento de sus hijos, quienes uno por uno, fueron cayendo, como árboles talados; decesos misteriosos, inexplicables, acaecidos en cadena, atribuyéndosele dichas pérdidas al castigo Divino por haber sido preferentemente “machista” e ignorando, y discriminando a sus hijas, pertenecientes al sexo débil. Al verse sin sus hijos, y solamente con sus hembras, reaccionó: después de la indiferencia, volcó su amor y preocupación por ellas, mostrando un relevante interés. Su hija mayor, mi tía Consuelo, había nacido con asma, una enfermedad respiratoria; y seguramente hubiera ido a parar también a la tumba, si su padre, el Coronel Félix Suncín Mónchez, no hubiera intervenido en el destino; él, pronosticó la victoria sobre esa enfermedad que desde tierna infancia aquejaba a su hija; preocupado había investigado con su amistades que, en los Estados Unidos, la ciencia de la medicina estaba avanzada más que en El Salvador, y además el clima fresco de San Francisco, California, era el adecuado para una asmática; él propuso a su hija Consuelo la oportunidad de vivir como una persona normal y saludable; de antemano había gestionado con sus amistades una beca para que mi tía Consuelo, estudiara el idioma inglés; situación que le ayudaría además de curarse, a superarse intelectualmente. El objetivo primordial de su viaje era la supervivencia. Mi tía Consuelo, ilusionada por convertirse en una persona saludable, aceptaba el reto; se involucraría en el torbellino infinito de la incertidumbre, de la aventura peligrosa, riesgosa, y solitaria. Sus acompañantes, serían los consejos de su hermana Dolores, y la Constelación de Aries.
Decidida a ser saludable, y a convertirse en “reina”- tal como se lo había confesado a Carmen Branon,-la poetisa Claudia Lars- quien en “Tierra de Infancia”, pone de manifiesto el deseo de mi tía Consuelo, se tiró a la búsqueda de su felicidad.
Se muestra la fotografía del Coronel Felix Suncín Mónchez, recién ascendido a Teniente Coronel.
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