Seguiremos con estas bellas narraciones de la doctora Mireille sobre su tía Consuelo, nuestra Condesa...
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Comentaba , Dolores, hermana de mi tía Consuelo, que a pesar de haberse casado tan joven, supo amar a su primer marido, y a su primera hijita, a quienes siempre recordaba con dulzura. Yo, llegué a conocer al primo hermano de don Humberto Mejía Nolasco, un periodista y poeta muy ingenioso, reconocido en el Diario LA HORA, de la ciudad de Guatemala, Centro América, que le apodaban cariñosamente “Pajarote” al señor Gustavo Martínez Nolasco. Cada vez que viajábamos a la capital de Guatemala lo visitábamos; él fue el autor de un “ovillejo” (2) dedicado a mi persona, el cual lleva mi nombre, y dice así:
“””””””
¿Quién brilla como una estrella? MIREYA
¿Es de ojos vivos de diamante? ESCALANTE
¿Y es ágil como las rimas? DIMAS.
Así es en nuestros climas, estrella, verso y diamante, MIREYA ESCALANTE DIMAS.
Agregándole yo,” y sonora como un clarín, porque también soy SUNCIN.
”””””””
También recuerdo, que por encomienda de la MERMEX (3), mandó don Gustavo Martínez Nolasco “ dos refajos (4), con el siguiente poema:
“”””””
Para estos días sin sol,
Contra el frío que tirita,
mando estos dos perrajes,
uno es para Lolita,
y el otro, para Mirasol.
”””””””””
El llamó siempre a mi madre Dolores, “Lolita”, y a mí me decía “Mirasol”. Como un homenaje a la memoria de don Gustavo Martínez Nolasco, me aprendí esos dos poemas.
Debido a las tragedias ocurridas a Dolores, y a su soledad- las pérdidas de su esposo y adorada hija- y siendo aún joven, optó por volver a contraer matrimonio. En esta ocasión vistió un bello traje negro. Se casaba en Armenia, en segundas nupcias, con el Dr. José María Valle, originario de Managua, Nicaragua, odontólogo de profesión; ella tenía para entonces 26 años (1929), y él 33; haciendo un buena pareja.
El hecho de que Dolores el día su boda, vistiera de luto, influyó en mi tía Consuelo.
EL DR.JOSE MARIA VALLE Y DOLORES , EL DIA DE SU BODA .
Cuando mi tía Consuelo, se casaba con Antoine de Saint Exupery,
lo hizo también vestida de color negro, el 12 de abril de 1931, en el
castillo de Agay, Francia, a la edad de 30 años.
Dolores, dispuesta a recuperarse del sufrimiento pasado, se lanza ávida a aceptar la oportunidad que el porvenir le ofrece, con un nuevo hogar. Llena de ilusiones y esperanzas, estableciéndose en casa de su madre, doña Ercilia, en la ciudad de Armenia.
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La influencia de su hermana Dolores, es innegable en la presencia
de mi tía Consuelo. En la obra “Oppéde”, escrita por Consuelo de Saint Exupery, su personaje principal se llama “DOLORES”. El libro Oppéde, fue publicado por primera vez en 1945, por Ediciones Brentano, en Nueva York, siendo el Director Robert Tánger-dato tomado de la obra CONSUELO DE SAINT EXUPERY, LA ROSA DEL PRINCIPITO, de don Paul Webster.
Del matrimonio del Dr. Valle con Dolores, nació en Armenia, el 11 de Noviembre de 1935, EDGARDO ENRIQUE VALLE SUNCIN, a quien yo siempre le llamé cariñosamente EDGAR, o ED, sobrino de mi tía Consuelo, y mi hermano.
A pesar de la creencia popular que cuando en un matrimonio nace una bebé, es el vivo retrato del padre; si es del sexo masculino, es identico a la madre; pero a mi modo de ver, el parecido de mí hermano Edgar, con su padre, el Dr.Valle, era idéntico a dos gotas de agua, al hacer una comparación de las fotografías.
El Dr. Valle, tenía un amplio consultorio dental, instalado en la casa de la abuela Ercilia, de la población de Armenía. La secretaria , y asistente de dicha clínica odontológica, era Dolores. El, introdujo a mi madre Dolores, al deporte de equitación, pues doña Ercilia, su suegra, había heredado del coronel Suncín Mónchez, propiedades, y ganado.
El Dr. Valle, aficionado a los caballos, compró uno de raza peruana, piel rojiza, y “andador”, al cual le puso de nombre “el doctor”.
Dolores se inició en el deporte de las amazonas, no solamente había aprendido la monta de caballo, sino que realizaba proezas, con “el doctor”, quien saltaba obstáculos, agachaba la cabeza, al mismo tiempo que doblaba sus patas para saludar, y bailaba con el son de la guitarra.
La presente fotografía, de Dolores -mi madre-, posando en traje de Amazona; se le admiran las botas altas bien lustradas, para protección de sus piernas. Usando pantalones kaki-color café claro, y de tela gruesa, traje usado exclusivamente para cabalgar a caballo- en esos años pues las mujeres no usaban pantalones.
Luce su traje de equitación consistente en una blusa protectora del sol y una corbata negra. De acuerdo a las exigencias de su equipo. Posa con elegancia en el año de 1930, frente a la caballeriza, situada en la finca del cantón Tres Ceibas, donde dormía “el doctor”, su caballo .
El entrenador, le enseñaba “gracias al doctor”, quien además saltaba obstáculos de valla. El Dr. Valle, también montaba a caballo, y junto a Dolores, cabalgaban los fines de semana a diferentes lugares cercanos desplazándose de Tres Ceibas a Armenia e Izalco.
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Estando yo aún pequeña, en 1952, montaba a caballo, a la par de mi madre Dolores, pero con tan mala suerte, que me caí, quedado acostada boca arriba, viéndole la “panza” al caballo, éste según mi madre, estaba “educado”, porque no se movió. Pero como mi madre Dolores presenció el accidente, imaginó en cuestión de segundos, una tragedia- quedándose atrás, las tragedias griegas- pensó que me recogerían siendo un cadáver. Desde ese día, dió la orden, de ensillarme únicamente a las “mulas”.
Conocí en carne propia, el significado de “este macho es mi mula”(5), queriendo expresar “terquedad”, porque ese animal de cuatro patas, cuando se niega a continuar caminando, nadie lo hace andar. Me bajaba, la halaba de buen modo, porque si la maltrataba y le gritaba, se sentaba sobre sus ancas; de tal modo que debía tratarla con cariño, y suavidad –como si estaba en presencia de un ser humano, todo para que me permitiera volver a la montura y se echara a andar. Esa fue la verdadera razón, por la que abandoné la equitación, sin siquiera haberla comenzado.
El Dr. Valle, falleció a la edad de 35 años; y mi hermano Edgar, a la edad de 33, - entre sollozos y suspiros de tristeza- mi tía Amanda y mi madre Dolores, expresaban que la muerte de mi hermano Edgar, era la misma edad que nuestro señor Jesucristo había sido crucificado.
Además mi madre agregaba que los hombres en la familia Suncín, morían siendo jóvenes, y volvía a contar la historia de que tuvo cuatro hermanos, que fallecieron jóvenes, con Cristiana resignación se aceptó su deceso. Se cumplía el destino fatal de que los hombres en la familia Suncín, ¡mueren jovenes!
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