miércoles, 27 de mayo de 2009

Armenienses Célebres

Cipotada chula,

Mi hermanita me hizo llegar llegar este artículo que lo considero de gran relevancia para nosotros/as los/as armenienses, para despertar no solamente el orgullo de nosotros/as si no que también para saber y conocer mas de una de nuestros/as personajes ilustres; es este sobre Consuelo Suncín de Saint Exupéry que espero sea de su agrado:



¡Mayo: mes de la madre y de la rosa de "El principito"!



Javier Tobar Rodríguez*
Domingo, 24 de Mayo de 2009/El Diario de Hoy


En todo momento y más en éste que parece que el mundo se va a caer, menú condimentado con el decaimiento de los valores en la sociedad, creemos que no son más que retos a superar cada día, para lo cual es imperativo retomar modelos de vida, de personalidades de nuestra propia historia.

Ni qué decir de Claudia Lars y muchos otros, en esta ocasión, queremos contribuir al rescate de la figura de quien puede ser calificada con infinidad de adjetivos, ganados a pulso de esfuerzos y luchas interiores en su ser, de quien también contribuyó en la apertura del camino del género femenino en un mundo machista, nos referimos a la sonsonateca, la condesa Consuelo Suncín de Saint-Exupéry. Nació en Armenia en el año 1901. Esa tierra fue cuna de esta gran mujer, quien prácticamente a través de sus hazañas amorosas e intelectuales, fungió como embajadora de nuestro pensamiento y temple en tierras extranjeras.

Fue una mujer de vanguardia, soñaba con explorar y conquistar mundos, propósitos que concretó. Con su espíritu libre, firme, sin perder su sensualidad y ternura, conquistó los corazones de más de un intelectual nativo de América y de la vieja Europa. En su recorrido por el mundo a lo largo de su vida, fue la musa del maestro de las Américas (José de Vasconcelos), de Antoine de Saint-Exupéry, el escritor de "El principito", entre otros.

Su histórica vida, quizá merece ser contada de diversas maneras y para diverso público, bien puede constituir una fuente de inspiración para los niños y niñas de edad (y para los infantes que viven dentro del adulto), que desean soñar y esculpir la fuerza de voluntad. Su vida también puede ser valorada por nuestro hermano lejano, quien al igual que ella tuvo que enfrentar muchos retos más allá de las fronteras patrias.

Por ella quizá vale la expresión que "al lado de un gran hombre siempre hay una gigantesca mujer". Por eso, la rosa sobre la que se refiere Saint- Exupéry, era salvadoreña, por eso no es difícil creer que en la mente del autor --cuando escribió "El principito"-- estaba presente el pulgarcito de América (El Salvador), al mencionar el planeta invadido de los baobabs y los volcanes.

En este quehacer mágico en el que nos envuelve "El principito" contribuye su nieta, Gladys Abigail Alvarado Suncín con su obra ya conocida, lo que abona a nuestra cultura.

En tierras extranjeras, a veces con una vecindad no muy lejana, se ha realzado la personalidad de alguna figura femenina, al grado de hacer películas de su vida, con los consecuentes beneficios culturales y económicos que produce. Sin ánimo de menospreciar las hazañas de mujeres de otras latitudes al efectuar una comparación de sus vidas, creemos que la vida de quien fuera la señora condesa de Saint-Exupéry supera con creces la de más de alguna.

Por quien fue, debería figurar (al igual que otros salvadoreños) dentro del esquema de política cultural, turística y económica. Sus prendas, fotos, ya no sólo son de interés de sus tenedores, es la sociedad entera y el mundo los interesados en tener acceso a ello. Todo ello debería ser resguardado en un museo nacional. Incentivos estatales deberían ser encaminados para que personalidades como la suya sean realzadas y explotadas para dinamizar nuestra incipiente industria cultural. Películas y documentales deberían ser realizados. El "merchandising" de su imagen debería ser incentivado en ese sentido. Su vida e imagen podría constituir una postal de nuestra patria. Esa sería también una manera de reivindicar su nacionalidad, del lugar que la vio nacer y que al parecer siempre recordó.

Para poder realizar esas tareas, los TLC que se firmen no deben limitar la facultad del Estado para incentivar su cultura, de lo contrario, perderemos más recursos en ese campo.

Por todo lo anterior, en este mes (Q.D.D.G.: 28 de mayo de 1979) en que cumplirán treinta años de su partida, bien merece tenerla presente, para que su vida y obra constituyan una fuerza para construir nuestra identidad.

*Máster en Derecho, Universidad Carlos III de Madrid.

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Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...