domingo, 27 de abril de 2014

Babosadita Sobre Un Jeep Rojo




Mañana fresca y soleada, el bello canto de los pájaros y la alegría se imponían en aquel ambiente fraternal que consentía a los habitantes del barrio, principalmente a los mas pequeños/as, es decir, a los/as niños/as que, contentos/as buscábamos  compartir los juguetes, así como los recuerdos de aquella bella y mágica "Noche Buena" que habíamos celebrado, hace, algunas,... unas horas, mas precisamente... !anoche!
 
Me desperté temprano, con la esperanza de ver cumplido mis sueños y deseos de tener muchos juguetes que me habría traído el niño Dios; salté de la cama en agitada y brusca búsqueda de mi "regalo" y cabal, al pie de la cama, estaba un paquete de vivos colores que contenía aquel bello e inigualable juguete...  
 
Abrí (realmente rompí) el papel que envolvía mi "único" regalo de navidad y con mi mas grande alegría, descubrí que aunque era solamente uno, este era el mas apreciado regalo y me encontré aquel bello, único y mágico juguete: !un JEEP!
 
La casa de la familia Mayén estaba en calma, nadie trabajaba en la panadería que la niña Isabel (mamá Chabe, como le decían sus hijos/as) manejaba y que había sido fundada por su mamá, doña María (la abuela de la familia) con lo que, mi amigo de infancia, Rodrigo Salomón (Moncho), parecía que aun estaba en los brazos de Morfeo pues no se veía "ni las cachas" de él, (pero de seguro ya se va a despertar -pensé-), por lo que, decidí ir a jugar yo solo, a la acera de la casa de la Familia Suncín (enfrente de la casa de mi abuelita Paquita -QEPD-), con mi flamante, bonito y único Jeep entre toda la cipotada del barrio.
 
 
Mi Jeep era de metal color rojo y lucía, muy impresionante con su brillo, con sus llantitas de hule que giraban muy velozmente, con su apariencia de copia real de un carro; yo lo presumía conmigo mismo, como el mejor carro de juguete de todos los que pudieran haber en el barrio y me metía en esos largos, duros y casi imposibles viajes imaginarios en los cuales conducía mi bello jeep rojo, durante esos solitarios minutos hasta que llegó aquel bicho ya grande que se me acercó con curiosidad, diciéndome halagos sobre mi jeep rojo, viéndolo con admiración, con incredulidad hasta que, de un zarpazo, lo agarró y salió "zumbado" corriendo en dirección de la casa de la Familia Tobar, (esquina opuesta del mesón adonde vivía la familia Coreas Olmedo), yo, aun atontado por lo recientemente acontecido, grité a mi abuelita (pidiéndole apoyo) y perseguí a aquel hampón que había agarrado mi juguete, noté que aquel cruzó en esa esquina rumbo a la pila de agua, que estaba enfrente de la casa de don Teodoro Rivera (mas conocido cariñosamente como don Teodoro "Bocho"), lo seguí y vi que allá por la esquina de la casa de don Beto Valencia, aquel cruzó a la derecha rumbo a la casa de don Juan Burgos, cuando llegué a la esquina de la casa de don Beto, noté que el ladrón ya iba cerca de la casa de don Juan, por lo que, corrí lo mas rápido que pude pero aquel volteó a ver y al notar que yo aun le seguía, decidió irse recto (y no, allá por la entrada de la Escuela Uriarte) por esa vereda,  pasando por la casa de la familia Doradea, cuando llegué al borde de la vereda, solo fue para ver que aquel, ya se había saltado los bordos y había bajado hasta la calle que de ahí, conduce a la carretera hacia San Salvador (aun no habían construido la Solórzano, ni habían lotizado el terreno que ahora ocupa la Colonia El Mico, ni mucho menos el INA), ante la imposibilidad de alcanzarle y quitarle mi Jeep, me regresé a casa a ponerle queja a mi abuelita.
 
 
Nada que decía ni escuchaba, era capaz de alegrarme ni mucho menos de darme esperanzas de volver a tener "mi Jeep" en mis manos, por lo que, por muchas tardes me iba por ese rumbo que aquel ladrón había tomado ese día, por esa vereda, revisando cada rincón, de manera cuidadosa, escudriñando, viendo detenidamente, tratando de "encontrar" mi jeep, es decir, esperando tener la suerte que aquel ladrón, hubiera tenido remordimientos que le hicieran  "dejar tirado" mi Jeep por algún lado de su huida. Durante mis recorridos, preguntaba a la gente sobre aquel ladrón al cual yo describía tan vívidamente como le recordaba, al tiempo de narrar lo sucedido y describir mi bello Jeep color rojo...
 
 
Nunca logré descubrir al ladrón ni mucho menos encontrar mi Jeep, hasta que un día, vi a aquel "baboso" (habían transcurrido unos 8 años -por lo menos-) y este, estaba "chupando" con unos cheros en la cantina de "Tarnasqui" (a la par de la Farmacia del doctor Berríos), sentí ganas de echármele encima a "pura manadas" pero notando que tenia corbo y no estaba solo, mejor opté por solamente esperar hasta que dejara de tomar, mas o menos una hora después, salió de ahí, rumbo al parque (iba acompañado de sus cheros), cruzó el parque en diagonal desde la Casa Susana, hasta el billar de don Tanis, de ahí agarró por la Primera Calle Oriente, entre la Solórzano y el Colegio Santa Teresita y la Iglesia, y siguió recto, recto, a pasar por la casa de mis abuelitos, justo por la acera adonde unos años atrás, me había robado mi jeep, y por ahí... !pasó como si nada!, pasó como si hace algunos años atrás, no hubiera interrumpido los sueños de un niño.
 
Yo le seguía unos pasos atrás, le seguía y seguía (pasando por la casa de la Familia Tobar, de don Teodoro, de don Beto Valencia, hasta que llegó, exactamente al mismo lugar desde adonde, le había visto aquella mañana de navidad que me había robado mi jeep color rojo (en la esquina de la casa de don Juan Burgos), y le vi alejarse, mientras en mi interior, un mandato divino me decía que le perdonara, me decía que yo, tendría oportunidad de tener un Jeep y, en efecto, fíjese querido/a hermanito/a chulo/a, que muchos años después, por insistencia de mis hijos/as (a quienes les había contado este relato), me compré un Jeep, el cual no es rojo pues no quería pasar por la misma suerte, ahora es amarillo y es mio y lo quiero y cuido mucho.
 
Gracias por su atención.
 
Un abrazo.

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Datos personales

Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...