lunes, 11 de febrero de 2013

Polinesio - Otro Bonito Cuento de la Dra. Mireille Escalante Dimas

POLINESIO                                                                                                                                                                                           Por  Dra. Mireille Escalante Dimas 

                                                                                                                                                                                  
Polinesio nació en Armenia (1) en el año 1906,  privilegiado y dotado  para predecir acontecimientos futuros, podría decirse que si era un profeta, todo un adivino. Su padre, Aquiles y su madre, Iris, se sentían orgullosos de su hijo no obstante que éste era (2)  “el benjamín”  de una familia de  seis hermanos, tres varones  y tres hembras. Cuando nació nadie hubiera apostado ni un centavo por su vida, era una criatura endeble, desnutrida, con cuerpo  diminuto e inmensa cabeza redonda, un remedo de “enano”; y para colmo de males, cuando ya caminaba a la edad de cuatro años, tuvo un accidente en el jardín de la casa, su pie izquierdo cayó en un zanjón, y se le hizo añicos su miembro; pero  continuó caminando de manera desbalanceada; para colmo de males sus defectos se agrandaron.

A medida que transcurrieron los años, Polinesio se transformaba en el bufón de la familia, deleitaba con sus ocurrencias y gracias.  Sin embargo lo atractivo de ese hogar eran las profecías; por ese motivo en su casa siempre habían visitas, él era la alegría del hogar,  la vida giraba alrededor suyo.
La casa donde vivía Polinesio, construida de bahareque,  pintada de cal,  blanco impecable,  con  extensos corredores en cuyos pilares colgaban esplendidas (3) hamacas, había un vistoso  jardín donde la eterna primavera lucía radiantes flores coloridas y olorosas, como jazmines, rosas, azahares, y mirtos estaba situada  en el corazón de la población, justo atrás del (4) Convento, muy cerca de la Iglesia Católica, escuchándose las campanas plañideras que repicaban continuamente- por las mañanas alegres, y por las tardes quejumbrosas, como si se lamentaran siempre; únicamente esa religión existía, en aquel entonces.

La población con sus calles anchas, empedradas y de tierra, ……..tenían sembradas en las aceras árboles de (5) Maquilishuats ; con la conquista de los españoles, éstos diseñaron la poblaciones, en el sentido de que las Alcaldías tendría que estar ubicadas frente al parque, y éste debía tener un kiosco; alrededor del parque debían apreciarse árboles  frondosos, para cobijar con su sombra. Durante el día, el parque se mantenía solitario,  por las tardes y noches, se alegraba: los fines de semana se escuchaban conciertos de música popular tocada por la Banda Municipal. Los vientos soplaban aire fresco, tanto de día como de noche. Después de las seis de la tarde, afloraban los enamorados caminando hacia el Norte, las señoritas, y al Sur, los hombres.

Aquiles, agricultor dedicado a cultivar  milpa, y frijol, recolectaba  también frutos de los  árboles, cosechaba el café Borbón, llamado el “grano de oro”, y siendo su apogeo en la época  del General Gerardo Barrios.  Por ese entonces la vida en Armenia, era tranquila y apacible. No existía la tecnología que se conoce hoy en día, se carecía de Televisión, de Cine, de Internet, de Video Juegos…  incluso,  el dinero se guardaba en casa, y circulaba la (6) bamba de oro, siendo la costumbre guardarla en cántaros o jarrones, que luego se enterraban en los patios, en el piso de tierra,- adentro de la casa,- o en las paredes de adobe, no existían Bancos en Armenia.

Aquiles, un hombre de cuarenta años, de piel bronceada, rudo, espalda ancha, alto- casi de dos metros-, manos grandes y gruesas, como todo un trabajador del campo, tenía a su amigo, un marinero retirado, llamado Euclides-  éste, otrora había sido navegante de aguas profundas y diferentes mares, se había embarcado en el (7) Puerto de Acajutla, le fascinaba comentar el regio espectáculo de la vista nocturna  del “Faro del Pacifico” divisado a lo largo de la costa; y eso que había recorrido tierras lejanas en  buques mercantes. Comentaba las maravillas de los lugares distantes que había conocido, entre ellas estaba la Polinesia, la recordaba como un paraíso inolvidable, lleno de encanto, rodeado de muchas islas remotas como Bora Bora, Tahiti,  y otras, y amaba  ese recóndito lugar, a grado tal, que Euclides solo se limitaba a hablar de la Polinesia, así fue como surgió  el nombre del “benjamín” de Aquiles. Por ello le llamó a su último hijo, “POLINESIO”. Para sus padres, era un niño prodigio,  con poderes mágicos,  a pesar de sus deformidades.

Polinesio fue creciendo, y no estudió en ninguna escuela, porque sus padres temían que los demás niños se burlaran por sus defectos. A domicilio llegaba una profesora a impartirle una elemental educación,  lo suficiente para que aprendiera a leer y a escribir. La maestra explicó que él tenía un talento nato, una agilidad mental increíble, jamás tuvo problemas de aprendizaje,  era un niño muy adelantado para su corta edad. Sin embargo,  no crecía en estatura como un niño normal, desde la edad de siete años, se le despertó el poder de vaticinar hechos.

A doña Herminia, la amiga íntima de Iris, su madre, estaba de visita, cuando, Polinesio, se  acercó juguetonamente,  sin que lo llamaran,  éste, dirigiéndose a ellas, se acercó sonriendo donde doña Herminia y se dirigió a ella, exclamando:-¡ Le veo  una niña en sus brazos! –   
                                       
Imposible, doña Herminia, era viuda y no tenía marido… Las personas presentes, se sorprendieron y creyeron que Polinesio bromeaba. Pero al siguiente año, le nació a doña Herminia,  una linda niña, por supuesto, de padre desconocido.

En otra ocasión, siempre en la casa de Armenia, donde vivía Polinesio, llegó don Paquito, agitado, y afligido, porque su (8) yunta de bueyes  que descansaba en  el patio de la casa, había desaparecido. Polinesio, escuchó la conversación,  como era enanito, pasaba desapercibido, y dijo:
                                                                                                                               
-Don Paquito, búsquelos en la calle  del (9)  rio Tutunilco-.                                                                                                                           Don Paquito sorprendido, por la respuesta de Polinesio, ni corto ni perezoso, salió en estampida, y efectivamente ahí estaban Tiberio y Ticinio-sus bueyes., pastando a orillas del Tutunilco.

En otra ocasión, (10) Chus, el caporal  de don Euclides, el padre de Polinesio, llegó llorando porque los  Soldados se habían llevado a su hijo Nacho. Polinesio, salió a su encuentro y le dijo  -Chus, tu hijo está en tu casa-.  
                                                                                               
 Y realmente cuando Chus, el padre llego a casa, encontró a su hijo, quien le comentó que se lo habían llevado por equivocación confundido, todo había sido un error, y lo soltaron!

De tal modo, que en la población de Armenia. Se corrió la fama que atrás del convento de Armenia, vivía Polinesio, que era todo un “adivino”…         
                                               
El pequeño creció con su fama, auxiliando a los que lo buscaban…  Lo maravilloso, es que  no cobraba ni un centavo por  sus consejos, y  respuestas, éstas eran totalmente gratuitas.

Cuando tuvo quince años, ya para entrar a sus dieciséis, observó  a su padre Aquiles, triste y cabizbajo;  Polinesio se le acercó, y le pregunto:

-Papa, ¿qué te pasa?-                                                                                                                        
Aquiles, le contestó: Me venden un lote de  ganado, y no me alcanza el dinero para comprarlo.-                                                                                                                                   
Polinesio replicó:                                                                                                                               
-Papá, ¡Eso no es problema. ¡Yo sé dónde está guardado tu oro!-                                                      
Aquiles  asombrado, y  todo oídos, expresó: Interesante hijo, dime, dime- 
-Bueno, Papá, pero primero quiero pedirte un favor, y quiero  me lo cumplas luego-dijo seriamente Polinesio.  
Naturalmente, mi hijo:.  Dime que deseas, a ti nada te falta, yo trabajo para darte todo -le contestó Aquiles.                                                                                                                                      
-Pues, mira Papá, me da pena, pero a mi edad, todos los muchachos ya son hombres,  me entendés, verdad?-dijo-Polinesio.                                                                                                                              
-Ah, ya sé por dónde vas mi hijo, pero eso no es problema, es la naturaleza que reclama, ya se te presentó la testosterona, a mí también a tu edad se me alborotaron  -replicó Aquiles.                                                 
-¡Si Papá, yo quiero la muchacha más bonita del pueblo-dijo Polinesio todo ansioso.                               -
-Mira, ya se, te voy a llevar a un (11) salón de la “Calle Sin Ley”,  según me han contado, ahí está una joven muy atractiva, deslumbra por su belleza, es rubia  natural, ojos verdes, blanca, alta; espigada, con unos (12) pechos  “que al tocarlos se abren como ramos de jacinto”, cinturita catorce, y cadenciosas caderas-dijo Aquiles.
-Está bien Papá, en la pared de bahareque, la pared más gruesa de la cocina donde está el horno de leña, donde hace el pan mi Mamá -replicó Polinesio.
Aquiles, sin dudar,  inmediatamente se fue a conseguir un pico, y una pala, y comenzó a derivar la pared  que le había indicado  Polinesio. Iris,  le gritaba –¡Estás loco Aquiles!-

Ya había derribado la mitad de la pared, y no había encontrado más que barro y tierra entre los escombros, cuando repentinamente, saltó a la vista, un (13) cántaro barrigón y sucio … con mucho cuidado lo extrajo, y se lo llevó  a su dormitorio… estaba pesadísimo, pero sacó fuerzas de flaquezas, y calladito, pero lleno de felicidad, se lo llevó a su dormitorio.  Encontró muchas bambas de oro, las cuales guardo con candado en su cofre de madera. 
                                                                     
Se dirigió a Polinesio, diciéndole:   
- Bien, muchacho, te llevaré esta noche a que conozca a (14) tu  Dulcinea-                                                                                              
Por supuesto que Polinesio, estaba arreglado como todo un enamorado que iría al encuentro de su amada. 
Se dirigieron al “Salon” donde entró Aquiles como todo un gran señor, con su pequeño hijo Polinesio… se sentaron en una mesa y pidió una (15) Pilsener, solo para él, y con mucha discreción, llamó a Lucrecia,  la bella rubia… La contrató,  le recomendó que a su hijo adorado que lo tratara dulcemente;  Polinesio se dirigió a cumplir su sueño.

 Entró a un cuarto donde el único mueble era una pequeña cama cubierta con un  manto floreado, alumbrado el lugar con (16) candil, y un foco de luz eléctrica, color  amarillento -de mercurio;  un lugar deprimente, a Polinesio no le importaba la pobreza,  él busco el (17) catre, le pidió a la rubia que se quitara el vestido, y luego, que lo desvistiera a él, y que lo tratara como ella trataba a los  hombres… Lucrecia, toda una experta en materia de sexo, se dio a la tarea de repasar las posturas del (18) Kamasutra; y como dos amantes  insaciables hicieron el amor  hasta quedar  desmayados sobre la cama. Fue un canto madrugador  de un gallo, que los despertara.   
                                                              
Aquiles, aguardaba tranquilo, tomando cerveza tras cerveza, y escuchando  (19)  un trío melancólico, disfrutaba  viendo las siluetas de las trabajadoras del sexo, que paseaban de un lado a otro, como fieras en celo.

En camino a casa, Polinesio le confesó a su padre, que había pasado una noche inolvidable. Pero que se sentía enfermo,  que había visualizado la hora de su muerte. Desde ese día, cayó en estado febril, a grado tal que lo llevó al coma… jamás despertó. Se especulaba que él había cumplido su  misión en la tierra… había hecho feliz a muchas personas, incluyendo a su padre.  
                          
Polinesio, falleció tranquilo; sus padres le hicieron un entierro solemne, donde la población entera los acompaño al sepelio, las campanas de la Iglesia repicaron incansablemente llamando a la población; había sido un ángel caído del cielo que había vivido con ellos.

Llamadas:                                                                                                                                         
(1) Armenia, antes población, situada en el Departamento de Sonsonate, El Salvador, América Central
(2) el benjamín, se le dice al hijo menor de una familia
(3) hamacas, consiste en una lona o red constituida por bramante o cuerda fina que se fija a dos puntos firmes, sirve para dormir y descansar el cuerpo.
(4) Convento, residencia del sacerdote de la Iglesia católica en  la población de Armenia.
(5)Maquilishuats, árboles ornamentales de nutridas flores amarillas o rosadas
(6) bamba de oro, moneda de oro, que circulaba para comprar artículos.
(7) Puerto de Acajutla, un importante puerto colonial para el Imperio español, este como parte del Reino de Guatemala el cual a su vez estaba subordinado al Virreinato de Nueva España.
(8) Yunta, pareja de bueyes, de semovientes para transportar carga.
(9)  rio Tutunilco- un río situado en los alrededores de la población de Armenia.
 (10) Chus, es el diminutivo de nombre Jesus.
 (11)  salón, así le llamaban en aquel entonces a los prostíbulos
 (12) pechos, estrofa de un verso de Federico García Lorca, del Poema “La Casada Infiel”. 
 (13) cántaro, vasija de barro
 (14) tu  Dulcinea-  personaje de Dulcinea del Toboso en la obra Don Quijote de Miguel de Cervantes.
(15) Pilsener, una cerveza salvadoreña tipo Lager producida por la compañía Industrias La Constancia
(16) candil,  una especie de lámpara fabricada de diferentes materiales.
(17) catre,  una especie de lámpara fabricada de diferentes materiales.
(18) Kamasutra, uno de los más antiguos tratados del amor y la sexualidad.

Los hechos y personajes de esta historia son ficticios, cualquier semejanza  es pura coincidencia. 

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Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...