lunes, 14 de enero de 2013

¡Esclavos de lo Inusual!




¡Esclavos de lo Inusual!

(Y las diferencias de actitudes y comportamiento entre nuestra comunidad y la de Estados Unidos).

Claro recuerdo un artículo que leí en Los Ángeles Times apenas unos pocos meses después de haber arribado en estas tierras norteñas; era el año 1980 y yo, ya cursaba mi cuarto ciclo de Inglés como segunda lengua en la Evans Adult High School del centro de Los Ángeles.

Como había sido mi propia indicación y recomendación, no habría yo de leer, ver o escuchar ningún medio que no fuera en el idioma inglés pues de esa manera, yo ayudaría a que mis sentidos se familiarizaran mas rápidamente a esta nueva lengua con lo que la comprensión y consecuente manejo de ella sería no solamente mas rápido sino que también mas efectivo.

Pues bien, el mentado artículo del que hablo, me llamó la atención –debo decirlo- por su sugestivo título, además de estar este colocado en una  parte preponderante de dicho diario y este artículo se refería a algo que en esos días estaba presente con mucha constancia en demás medios: era sobre un pato cuyo cuello estaba atorado en una red plástica de esas con seis cavidades que sirven para acarrear más fácilmente los “six-pack” de cerveza; dicho pato que nadaba trabajosamente en un lago artificial de una ciudad grande de este país del norte, había sido capaz de captar no solamente la atención de un gran porcentaje de la población de todo el país, sino que también había logrado despertar el sentimiento acongojado de millones de personas que por algunos días le siguieron la pista a nuestro pato amigo, por medio de los medios de comunicación , principalmente de la televisión pues de esta manera, se le seguía de manera instantánea. Fue tan grande la “promoción” de las dificultades sufridas por nuestro pato amigo, al punto que varias cadenas de televisión y de radio, se presentaron a orillas de dicho lago para dar, minuto-a-minuto, informes del desarrollo de las penurias del amigo pato, hasta que finalmente las autoridades correspondientes se hicieron presente y después de capturar al pato amigo, le retiraron el plástico verdugo que casi le causa la muerte a nuestro amigo pato (cosa que yo, me pregunté desde el inicio de esta odisea de nuestro “anas boschas” amigo: ¿por qué no hacían las autoridades, en lugar de que esto se expandiera a la magnitud a la que llegó).

Y así, la historia terminó y con ella, se llevó todo el encanto y fascinación que entre una multitud había creado… ¡muchos, se sintieron tristes de no poder ver y seguir la pista de su pato amigo y sus increíbles peripecias realizadas para poder sostener una vida de pato lo mas cercana a lo normal! (decía el artículo del que les hablo).  

El autor del artículo también hacía mención al fenómeno que esto había generado. Al concentrar la atención de millones de personas, preocupadas por un “simple”, pero “simpático pato” –decía-, mientras en Bangladesh, en estos momentos, miles de niños mueren por causa del hambre, y muy pocas personas muestran interés por ellos, por esos “feos y sucios” niños…muriendo del hambre…

No hay duda que todo es percepción, decía el autor, percepción de los hechos tal como nos los muestran los medios de comunicación, además, del “mensaje” entre líneas que nos ponen enfrente estos medios, continuaba. Y para terminar de reafirmar su teoría (título de su artículo) remachaba con una pregunta: ¿Por qué estamos dispuestos a dedicar tiempo en ver escenas de patos en problemas y obviar aquellas en las que aparecen los niños de Bangladesh? La respuesta tiene que ver con el hecho que nosotros como sociedad, decía, “somos simple esclavos de lo inusual”, el asunto del pato, es el primer de esta naturaleza que se presenta por los medios de comunicación, en cuanto a los niños de Bangladesh… ¡ya hemos visto mucho niños morir de hambre y por otras causas, en Vietnam, Angola, Haití, Japón, etc. y ya no nos llama la atención! –concluía-.

Traigo a cuento este tema hoy, porque en estos días recientes observé algo por televisión que me llamó la atención y que me hizo recordar este artículo del Los Ángeles Times. Veía uno de mis programas favoritos cuando durante un corte comercial, apareció una reconocida artista pidiendo en nombre de una entidad no-lucrativa la ayuda de los televidentes para mantener a mascotas (perros y gatos) que han sido maltratadas y que ahora los tienen en unos “shelters”. Su ayuda es importante –decía la artista, con una voz bien dramática y dolorida- y usted puede hacerlo con tan solo $18.00 por mes; por favor no se tarde; estos pobres animalitos lo necesitan urgentemente… minutos después, y durante el mismo programa, apareció la misma actriz, pidiendo ahora ayuda para unos niños necesitados que viven en África, en otro comercial de la misma entidad no-lucrativa. Nuevamente y con la voz dramática y triste, ella decía que podíamos ayudar a mantener a estos niños con tan solo $15.00 por mes.

Eso es lo que me llamó la atención: ¿Para los animalitos nos piden $18.00 al mes y para niños, solamente $15.00?, realmente no entiendo la razón, a menos que lo que decía el artículo del Los Ángeles Times, se vea concretado nuevamente: ¡Esclavos de lo Inusual!... unos 32 años después.   

Y usted, querido/a hermanito/a de raza, ¿qué cree?

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Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...