viernes, 27 de marzo de 2009

El Lobo

Cipotada chula,

Voy a contarles una “Babosadita” sobre un chero del pueblo , a ver si alguno/a de ustedes se recuerda de él.

Desde cipotío era un poco “apartado”, casi tímido se podría decir, dándole un poco de imagen humilde, aunque sus padres eran bastante reconocidos en el pueblo pues, el papá había estudiado en el “Plan Básico” local (que entonces se llamaba “La Sección”) y había llegado incluso hasta el bachillerato allá en el Damián Villacorta de Santa Tecla; su mamá era maestra en el Colegio Santa Teresita (el único colegio del pueblo y que, era privado, es decir, de paga).

Recuerdo que con su uniforme pantalón azul marino, zapatos color negro bien lustrados y camisa blanca impecablemente planchada, aquel cipotío de piel blanca, ojos color verde y pelo café claro –tirándole a amarillo-, mas bien parecía un “gringito”.

A causa de vivir relativamente cerca cuando éramos cipotes (ellos vivían en la casa adonde funcionaba el colegio), me lo encontré algunas veces por aquella calle empedrada que del parque conducía hasta la finca de don Mincho Cienfuegos, pasando por un costado de la iglesia (enfrente de la cual estaba el colegio), -y una cuadra mas adelante pasando también por la casa de mis abuelitos-, ya sea jugando chibolas, tarjetas al vuelo o “levas” o, incluso jugando pelota o de aventuras en el enzacatado del atrio que quedaba en ese lado de la iglesia. No éramos muy amigos pero, no recuerdo haber tenido algun pleito, discusión, mucho menos peleas a trompones con él; lo contrario, sucedía con su hermana “Nena”, menor de edad que él pero, mas peleonera y brava que nadie. Recuerdo que en una ocasión, después de haberle ganado las chibolas a “Lobo” y cuando muy contento me aprestaba ir camino a la casa, sentí un tetuntazo en la espalda que no solo me hizo sacar un gran "pujido" ahí nomás, si no que también me hizo caerme de un solo ver… ¿verdad que me entienden?, al recomponerme un poco y voltear, esperando ver al mentado Lobo…, bravo porque le había ganado las chibolas, ¡voy viendo a aquella bicha enfrente de mi –como a unos 5 metros-, de manera amenazante y amenazadora, con las piernas alejadas de sí (en forma de reto), con una mirada retadora y con una piedra en cada mano…¡le regresás las chibolas a mi hermano o te zampo otras 2 pedradas!

No recuerdo si le regresé las chibolas a Lobo pero, lo mas seguro es que si, pues de no haberlo hecho, creo que hoy, mas de 70 años después, todavía me acordaría de las otras 2 pedradas, je, je, je, je….

No se que pasó en su seno familiar (creo que el papá era bueno para la “lija”) pero, se desaparecieron del pueblo.

Pasaron varios años, hasta que un día, unos cheros me preguntaron:
- ¿si ya había ido a oír música a la casa de Lobo?,
- ¿de que me están hablando?, les cuestioné;
- si Monsiour, ¡fijate que el Lobo se pone a oir buena música a todo volumen allá en su casa!,
- ¿Cuál lobo?
- Puta maje, ¡no te hagás, el mismo Lobo!

Con mucha curiosidad, me fui esa tarde a buscar la casa de Lobo que según me dijeron, era la casa enfrente de la escuelita, camino a la estación; al acercarme al lugar, no hubo necesidad ni siquiera de preguntar a algún vecino pues el reconocido sonido de esa bella rola de Santana: “JINGO” llenaba y reinaba en el ambiente a través de las ondas sonoras a alto volumen provenientes del sistema de sonido dentro de la casa de Lobo; al arrimarme a la persiana de la puerta principal, noté que quel no estaba a la vista, por lo que me quedé unos minutos afuera, en espera que terminara el disco (era un “long play”) que sería –supuse- cuando aquel llegaría a cambiar de disco o a darle vuelta a este. Cabal, al acabarse la música me volví a asomar y en lugar de ver a Lobo, en cambio me encontré con los ojos color café claro de Nena, su hermana; aquella me reconoció y quizás se acordó de la pedrada que me había dado algunos años atrás porque, después de una tímida sonrisa que quiso disimular y esconder, le gritó a su hermano y rápidamente se metió a un cuarto.

Aquel salió a la sala, en los primeros instantes, no logré reconocerle pues, se había dejado crecer el pelo bastante, usaba una bandada en su frente, de su pecho colgaba una medallón que le hacía contraste a su camisa psicodélica, sus pantalones tenían la más grande campana que se había visto en el pueblo, terminando su vestimenta en unos caites de cuero; después de reafirmarnos, nos pusimos a hablar y aquel me contaba que acaba de regresar de los “Estamos Sumidos” y de otras cosas sin importancia, para después pasar a oir mas música, hasta que me dijo que llegara al día siguiente pues había invitado unas amigas para bailar.

Presto al día siguiente, ahí estaba a tiempo a la cita y cual fue mi sorpresa al ver a aquel, en pleno “deschonge” junto a una cipota de nombre Vilma que había llegado a vivir al pueblo quien sabe de adonde y que su papá tenía un estudio de fotografía enfrente del cine Lux ; estos, se movían artísticamente y de manera muy acorde sobre el piso de ladrillo brillante de aquella casa, denotando Lobo sus cualidades de buen bailarín y el desarrollo de nuevos y novedosos pasos de baile (traídos de los "Estamos Sumidos"), que los demás, admirábamos y hasta envidiábamos.

Después, el Lobo se convertiría en toda una celebridad local con su manera estrafalaria de vestir (estilo hippie) y sus nuevos pasos de baile que todos, imitábamos o pretendíamos imitar, aunque algunos lo negaran. Al pasar caminando aquel por las calles, allá por el mercado o por cualquier lugar, era rapidamente la “comidilla” de la gente, y unos/as, hasta le gritaban cosas no muy agradables pero aquel, seguía su camino como si nada pasara.

Así como llegó el Lobo y su familia, volvió a desparecer y por varios años, no se supo de él.

Pero, unos 2-3 años después, apareció nuevamente el mentado Lobo. Esta vez, ya no usaba el pelo largo, ni la ropa estrafalaria de antes, si no que “Buffalos”, camisetas alusivas a algún artista, zapatos estilo “botines” y en las noches un poco frías, una chaqueta de tela jeans “Levi’s”. se le notaba un poco mas reservado, mas callado, bastante parecido (pensaba yo) a cuando aquel era cipote. Tenía una manera especial de llamar la atención con su hablado pausado, atento y bastante refinado, por lo que, se ganó muchas amigas rápidamente (incluso novias, puedo decir).

El mentado Lobo empezó entonces a frecuentar mas el pueblo y ahora se le veía mas seguido con unos amigos que ya tenían cierta fama de “rockeros”, en cualquier lugar que aquel frecuentara (siempre lugares alejados de la vista de la gente, como el estadio de futbol a la hora que nadie estuviera ahí, o en las veredas alrededor del pueblo o en la GRAN PISCINA del "parque turístico" Tutunilco, o en la posa de Tiguaya, etc.), lo que la valió que la gente empezara a acusarlo de marihuanero. Nuevamente, aquel ni se inmutaba y seguía como si nada.

Pero, así como dice el dicho: “cuando el río suena, es porque trae piedras”, la cosa resultó ser verdadera pues una tarde, Lobo fue detenido por la “Guacaluda Nacional” quienes le encontraron algunos “puchitos” de marihuana, cuando aquel andaba caminando sobre los rieles del tren, allá atrás de la finca “Las Palmeras”.

Bueno, al mentado Lobo lo pusieron preso ahí en el pueblo pero, como era un muchacho conocido y, como en esa época estaba de alcalde un señor muy querido llamado Julio Sánchez (QEPD) quien era buena persona, le permitió a Lobo que en lugar de estar en las bartolinas, estuviera en los patios de la alcaldía.

Y no lo van a creer cipotada chula, pero fíjense que hasta ahí mismo llegaban las cipotas a acompañarlo en sus ratos de soledad, unas le llevaban cigarrillos, dulces, etc. por lo que aquel, no sufría las penurias que los otros presos si sufrían allá adentro de las bartolinas, incluso, el mentado Lobo era tan decidido que en unas ocasiones (principalmente los domingos en las noches que era cuando la banda municipal tocaba en el kiosko), aquel se saltaba el cerco y se ponía a dar vueltas alrededor del parque con su cipota, después del concierto, volvía a saltarse el cerco de regreso a (la cárcel) los patios de la alcaldía… ¿Qué les parece?

Después de esta experiencia, el Lobo volvió a desaparecer y por varios años, no se le vió en el pueblo hasta que…
… una tarde, cuando yo venía de ver a mi cipota y caminaba allá por la casa de la niña Orbe, vi una montón de gente que se arremolinaba alrededor de algo. Al acercarme, ¿a quien creen que ví?

En efecto, era el mentado Lobo nuevamente, esta vez, estaba acompañado de unas 5 personas (incluyendo a su hermana Nena), todos vestidos en gabán amarillo/naranja, sandalias y sus cabezas totalmente rapadas, con sus manos zarandeando unas panderetas, bailando suavemente y cantando lo que parecían cánticos religiosos, es decir, Lobo ahora era todo y completamente un…¡Hare Chrishna!

¿Qué le parece? ¿Sabe usted ya de quien estoy hablando? Su nombre es Rafael su apellido Lovo.

Salú,
El Monsiour.

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Salí de la "Tierra Linda" en 1979 y siempre soñé y añoré con regresar y ver a la gente querida y a los lugares que me vieron hacer muchas cosas allá hace muchos abriles ya...